Sin Historia

La estatua de Lenin, removida de su lugar y llevada al olvido por un helicóptero, pasando frente a los ojos incrédulos de Christiane.


Buenas tardes a todas y todos. Feliz por el reencuentro luego de renovar el contrato por otra temporada más, se abre esta Caja de Chocolates en este nuevo año.

¿De qué viene esta primera columna? En principio, de algunas reflexiones sobre los tiempos que corren. Viene de divague la cosa. Divague fuerte. Porque uno tenía la opción de jugar con la expectativa de los lectores, con ese fuego, esa ansiedad por el reencuentro con algo que podía mejorar lo hecho el año pasado, más luego de unos meses de receso. Podrían estar frente a una lectura amena y entretenida, como cuando una serie inicia una nueva temporada...pero NOOOO, vamo' a pudrirla.

Estuve manejando algunas ideas sobre qué escribir en esta primera columna del año, pero como los autos de Colapinto, se fueron contra el muro y se hicieron bosta. No prosperaron. Pero hay algo que sí me quedó, un tuit que hace un tiempo leí y que decía más o menos así: "vivimos todo el siglo XX al pedo, loco, no se puede creer". O algo así. Lo quise recuperar pero para buscar un tuit es bastante engorroso, más si hace mucho tiempo después de que se te atravesó en la cronología.

¿Qué habrá querido decir el autor o autora del tuit? ¿Qué acontecimiento actual percibió que se parecía a otro que ya ocurrió en el pasado? Si usted como yo habita la tuitósfera hispanoparlante, ya más o menos sabe de qué viene la cosa: ultraderecha. Uno de los grandes dramas de la actualidad. Y esto nos lleva a plantearnos la pregunta que va a estructurar esta columna: ¿aprendemos de la historia o simplemente tenemos los acontecimientos pasados en un museo para la simple contemplación?

Los que somos del palo de las Humanidades tenemos la creencia, aspiración o simple tara de que la "historia" (con minúscula, en tanto "tiempo pasado") es un espejo en el cual vernos para evitar repetir los errores del pasado. Le asignamos una función educativa o pedagógica, digamos. 
Pero viendo el devenir de los asuntos, conflictos, tensiones y problemas de hoy en el mundo, la verdad que la tarea de la "Historia" (con mayúscula, en tanto "ciencia con un objeto de estudio definido, el pasado") es ardua.

Solemos ver a la historia como una línea donde se parte de un estado de "barbarie" o "primitivo", e inexorablemente se progresa hasta el presente, donde deberíamos estar "joya". Esta concepción es hija de la "Modernidad" (en tanto período de la Historia con ciertas homogeneidades que la caracterizan y la diferencian de otras épocas) que veía con optimismo el futuro, ya despojándose de ciertas visiones de un mundo que consideraban "oscuro"

"Esto ya se ha visto"


Pero bueno, como todos ustedes saben, pasó la Modernidad, el siglo XX con todo su desfile de guerras mundiales, neoliberalismos, libertades cercenadas por dictaduras de derecha e izquierda, Paco Casal, etc. etc. Por lo que realmente poco se podía ver de ese futuro optimista. En 1991, con la caída de la Unión Soviética, muchos historiadores alcahuetes y algún marxista desmoronado se apuraron en declarar el "fin de la historia". Era "la caída de los grandes relatos", que constataba Jean-François Lyotard en "La condición posmoderna", que ya se consumaba sobre fines del siglo XX. El muy atrevido decía que el progreso, la Ilustración y el marxismo ya no servían como lentes para interpretar la realidad. Con Reagan y Thatcher como las caras más visibles, el posmodernismo (capitalismo) se instalaba y pavimentaba el camino hacia no se sabe todavía donde (como en Punta del Diablo). 
Lo que quedaba en el resumidero de la historia, como los pelos amontonados luego de la ducha, era  el simple y llano intercambio capitalista sin aparente correlato político. "Es la economía, estúpido" era la frase icónica que parecía pintar el espíritu de estos tiempos, atribuida a Bill Clinton, que se podía ver en los vidrios de las camionetas Hummer que pasaban sus ruedas 4x4 por los países del mundo.

Pero la historia es porfiada y peleadora, por más que intentemos olvidarla o borrarla, se empeña en estar ahí, como esa señal del motor prendida en el tablero del auto con el que andamos a pesar de que nos pide que pasemos por el taller. Uno puede pensar en aquella frase que, por ejemplo, iniciaba cada capítulo de aquella serie colombiana sobre Pablo Escobar (El Patrón del Mal), que decía "Quien no conozca su pasado está condenado a repetirlo". La usan los militares, los socialistas, los tupamaros, los terapeutas de pareja, etc.  Es que la historia en sí es un relato, necesario, pues ordena el pasado. Pues como dice Darío Sztajnsrabjer (lo tuve que googlear para escribirlo bien) cuando daba sus charlas sobre 8 filósofos de la historia:  "los relatos dan orden a un mundo caótico". Está en Spotify, son 8 podcasts dedicado cada uno a un filósofo, por si lo quieren oír al tal "strangerthings", como muy acertadamente le puso mi esposa.

Bueno, tengo algunas novedades al respecto. A pesar de conocer el pasado, lo seguimos repitiendo. Con matices, sí. Pero cuando lo que se repite es que un amplio sector de la humanidad la está pasando como el culo, por guerras, por hambre, por enfermedades, por todas esas cosas evitables que "el Progreso de la historia" iba a remediar, es que algo anda mal, y que no tomamos debida nota de lo que ya se ha visto.


La historia, cuando le dicen "hemos aprendido la lección y no volveremos a repetir los mismos errores".

Así que la historia, a pesar de todo, parece repetirse. Y aquí es donde quiero introducir la visión de su devenir que planteaba Giambattista Vico. Un filósofo, abogado (como el Toto Da Silveira) y escritor, italiano del siglo XVIII. Enemigo de Descartes (como el Toto),  Vico argumentaba que el transcurso de los hechos históricos suelen acontecer en forma de "espiral", a diferencia de la opinión generalizada de los filósofos de su época (y de las siguientes), de que la historia tenía un transcurrir lineal. Esta visión del "pasar giratorio" del tiempo no es nueva, ya que los mayas tenían una concepción similar (en esa cuenta larga de ciclos temporales que fue a terminar en 2012, y que fue tan malamente publicitado). La misma civilización occidental tiene una concepción circular de algunos períodos de tiempo: las semanas, los meses, las horas, por ej. Pero los años son lineales.
Para Vico, los acontecimientos se presentan de manera circular pero no exacta. Es decir, hay un punto de partida que se vuelve a repetir cada tanto pero no es exactamente el mismo, puesto que en el devenir de la historia se presentaron sucesos que hacen que ese punto de llegada no sea similar al de origen. De ahí su concepción de "espiral" del paso del tiempo.  Siempre me pareció interesante.

Es por eso que muchas veces, mirando el avance de la ultraderecha en el mundo, es imposible no compararlo con lo que fue hace cien años, cuando fenómenos similares se presentaron en Europa Occidental. Por supuesto, no es con una precisión matemática que esto sucede, pero hay procesos que tienen ciertas similitudes con cosas que ya han sucedido y que seguramente no queremos que vuelvan a ocurrir. Por ejemplo, la persecución, la censura, el hostigamiento hacia los sectores académicos, la violencia  exacerbada en las relaciones cotidianas, la deshumanización de todo lo que no sea "hombre, blanco y judeocristiano". Se glorifica el individualismo como valor supremo, al exhibirlo casi de forma pornográfica por cuanto medio de difusión esté al alcance. Y todo lo que tenga un costado político, social y colectivo es etiquetado de "comunismo", y a todo se lo relaciona con la Unión Soviética como el gran "contravalor". Por eso se apuraron a sacar las estatuas de Lenin, sometiendo a su figura y su obra un gran damnatio memorae.

Giambattista Vico (23/6/1668 - 23/1/1744)


Pero hay ejemplos de vuelo más corto sobre hasta dónde puede ir el ser humano por aleccionar sobre las cosas que no queremos repetir del pasado. Seguramente muchos recordaran el caso de la vandalización de estatuas en el Reino Unido, de personas que fueron importantes empresarios o políticos, pero cuando se indagaba un poco se descubría que habían sido traficantes de esclavos u otros negocios por el estilo. La "furia" por limpiar a la memoria colectiva de malos ejemplos se encaramó con aquellas personas que se beneficiaron de un negocio que fue legal por mucho tiempo, que además tenía la protección de los Estados europeos detrás, mediante la concesión de permisos para la explotación humana. Por supuesto, horrible. Y si quieren, para poner un ejemplo de acá, es como si vandalizáramos la emergencia del hospital Maciel porque tiene el nombre de un importante filántropo y empresario  que tenía varios megocios, entre ellos un saladero en Villa Cosmópolis (a actualmente el barrio Cerro) y el tráfico de esclavos. 

Pero tirar las estatuas o vandalizar obras relacionadas a figuras del pasado no va a reparar el daño que se hizo. Es como un ajusticiamiento ex post facto que se quiere hacer. El verdadero valor de los hechos es entender en sus causas. Y condenar al olvido como se pretende hacer, tirando un muñeco de bronce, poco favor nos hace. No podemos quedarnos sin historia. Sin Historia. Lo que se debería hacer es estudiar los contextos en que se dieron esos fenómenos, cómo operaban las realidades materiales de la época, qué ideas del mundo se tenían en ese entonces, cómo eran los intercambios entre las personas, quiénes se beneficiaban y quiénes tenían el control político. Y ahí vamos a sacar las claves para poder interpretar los acontecimientos de la actualidad.

En resumen, la historia sí se repite. Ya lo q pasó lo hemos visto. Y eso no es ni bueno ni malo. 

Bueno, eso es más o menos por el camino por el que quería llevarlos en esta primera presentación del año. Espero que les haya resultado interesante. Con la promesa de volver el mes siguiente se va La Caja.

Comentarios

  1. Casualmente abro tu columna luego de leer lo que pasó con el monumento a Osvaldo Bayer en Santa Cruz que daba la bienvenida a la Patagonia Rebelde. Es táctica de la derecha también borrar la memoria de quienes la denunciaron y enfrentaron. Salute por este nuevo comienzo!

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