Estamos en un mundo donde, luego de tres años en que Rusia y Putin eran los malvados a derrotar y los grandes medios de comunicación celebraban las donaciones de armas a Ucrania como si fueran leche y pan, de repente -y porque ganó Trump y a éste se le antojó hacerse amigo del Vladimir- ahora nos desayunamos que el presidente ucraniano Zelenski es un dictador filonazi, antidemocrático, perseguidor de opositores y financiado por la mafia de su país.
Es en esta coyuntura -bueno, tampoco es que en el resto de la historia de la humanidad floreció la libre información- en donde hay un conflicto en el que, actualmente, dos pueblos parecen condenados al odio mutuo extremo y eterno. Como uno de ellos tiene una fuerza militar poderosa y el otro no; tal como nos indica esa misma historia, el pez grande intentará arrasar con el chico. Por varias razones, esto está pasando sin que la opinión pública mayoritaria se inmute.
Estoy escribiendo sobre la guerra entre israelíes y palestinos, que se remonta a 1948. Gran Bretaña controlaba su colonia Palestina y, luego de terminada la Segunda Guerra Mundial donde millones de judíos fueron masacrados por serlo en Europa, nadie se opuso a la idea de que esa colectividad -más religiosa que una nación uniforme- tuviera su propio país, lo que se denomina en este caso, "sionismo". Interpretando a la Biblia, se decidió que ese lugar del pueblo judío sería el ocupado por los palestinos -difícil conseguir un territorio deshabitado para esos fines- y la ONU respaldó esa iniciativa británica (y colonialista) aunque los miembros árabes de la Organización votaran en contra.
Desde ese momento, israelíes y palestinos están en guerra, ya sea en forma sorda o directa y los primeros han ido conquistando terreno y sometiendo al enemigo por las razones explicadas antes: la ley del más fuerte. Ninguna de las dos nacionalidades parecen dispuestas a aceptar la existencia normal de la otra y, la inmensa mayoría de las opiniones personales insisten en atribuir la maldad exclusivamente a un solo bando, teniendo sugestivos accesos de amnesia para referirse a las otras. Cuando el 7 de octubre de 2023 Hamás invadió una parte de Israel, fue llamativo que ambos bandos, en la lejanísima Montevideo, hicieran pegatinas buscando sensibilizar a la opinión pública uruguaya con imágenes y datos de niños, mujeres y ancianos atacados y fallecidos de un solo lado, como si no hubiera en ambos.
Antes de seguir, un poco de geografía. Actualmente, Palestina se divide en dos regiones separadas por territorio israelí: Cisjordania y la franja de Gaza. La primera tiene 5800 km2 de superficie y 3 millones de habitantes. Cisjordania pasa por una etapa relativamente tranquila (dentro de lo que se puede hablar de tranquilidad en la zona) y donde cerca de la mitad del territorio es más o menos controlado por los nativos. Allí se encuentra la histórica ciudad de Jerusalén -y no en Israel- que quiere ser considerada la capital del estado judío. En esta zona gobierna Fatah, integrante mayoritario de la OLP, la izquierda palestina.
La franja de Gaza, por el contrario, está gobernada por Hamás, partido de derecha que tiene su brazo armado (al igual que Fatah), que causó los hechos del 7/10/23. La franja tiene apenas unos 360 km2, donde viven unos dos millones de habitantes. O vivían.
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No other land |
"No other land" (¿por qué se estrenó aquí el título en inglés?) es la historia del joven cisjordano Basel Adra, que documenta las demoliciones de casas palestinas por parte del ejército israelí, las actividades casi paramilitares de los llamados "colonos" y los atropellos contra la población desarmada. Por supuesto que no es neutral y toma partido por su pueblo, pero es honesto al mostrar sutilmente que el odio es mutuo hacia los judíos, incluyendo al periodista amigo suyo Yuval Abraham que documenta los atropellos de sus connacionales.
Una cosa es que informen de las demoliciones, además que el film muestra a los habitantes de la zona como los seres humanos que son, y otra, verlo tal como es. Si algún ejército tirara abajo mi departamento en La Comercial, más bien que me dedicaría al terrorismo. Con lo que me costó pintarlo y arreglar la pared que me rompieron los de Jueves 5 por culpa de un caño que perdía...
Los árabes en general -no sólo los palestinos, los directos perjudicados en el conflicto- perdieron dos guerras contra Israel apoyado por Estados Unidos y Europa, tanto en 1948 y en 1967. Por eso -porque pueden- éstos están avasallando a su enemigo, robándole territorio y ainda mais, luego de sus victorias, especialmente de la última, llamada "Guerra de los seis días". ¿Habría sido más pacífica la convivencia si hubieran ganado las coaliciones árabes? Tengo razones para suponer que no.
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Adra y Abraham |
En fin, son dos naciones que parecen condenadas al odio eterno y que las escasas posibilidades de paz son torpedeadas inmediatamente por extremistas de un lado u otro. El ejemplo más famoso fue el asesinato del Primer Ministro israelí Isaac Rabin por un terrorista compatriota, cuando un proceso de pacificación iba por buen camino y luego de su muerte, se desinfló significativamente.
No sirvió mucho que digamos para mejorar el clima de la región, la incursión armada de Hamas el referido 7 de octubre en suelo israelí. Con más de un millar de muertos, numerosos rehenes y muchísima violencia, es lo más obvio del mundo que los partidarios sionistas del exterminio palestino tenían todas las de ganar de ahí en adelante. La masacre israelí posterior es, no por tan previsible, menos terrible. Sus víctimas -aunque han conseguido matar a casi toda la cúpula de Hamas- son, por supuesto muchísimos civiles que no tienen nada que ver ni cómo defenderse. Según algunos observadores, Hamás pensó que luego de su acción, todo el mundo árabe se encolumnaría detrás de ellos. Hay que ser tarados. A veces pienso que le hacen el juego a sus supuestos enemigos.
Hollywood fue bastante valiente al premiar este año a este documental como mejor largometraje del género, denunciando los atropellos cometidos por las Fuerzas de Defensa israelíes, mientras Trump (y Milei y otros gobernantes extremistas ultraderechistas) se alinean incondicionalmente con la política agresiva de Netanyahu. El año pasado habían premiado a "20 días en Maryupol", una película denunciando la invasión rusa, como para corroborar que la industria de cine es más bien demócrata y muy anti Trump.
Y.E.T.P.A.P. (Ya Es Tarde Para Afiliarse a Previsión)
+ EMILIE DEQUENNE (43) - Actriz belga que fue descubierta por sus compatriotas, los hermanos Dardenne, para protagonizar "Rosetta" (1999), que le arrebató la Palma de Oro a la sobrevaloradísima "Todo sobre mi madre" de Almodóvar. La chica del título intentaba hacerse un futuro normal desde la pobreza y el desamparo. Dequenne ganó allí merecidamente el premio a la mejor actriz del Festival y parecía que iba a ser una nueva estrella del cine franco-belga. No fracasó, trabajó abundantemente y estuvo en varios films importantes (incluyendo "Las cosas que decimos, las cosas que hacemos" y "Close", estrenadas aquí recientemente) pero nunca repitió, que yo sepa, el impacto de su debut.
+ ANTONIO GASALLA (84) - En realidad lo suyo fue el teatro y la televisión, pero tuvo dos apariciones en películas fundamentales del cine argentino: el neurótico empleado de oficina Santini en "La tregua" de Sergio Renán y, por supuesto, la anciana totalmente despistada "Mamá Cora" en "Esperando la carroza" de Alejandro Doria. Todos conocemos personajes inolvidables creados por este capocómico en la televisión, donde irrumpió con un humor ácido y disruptivo, aunque en este medio terminó no de la mejor manera, participando en los programas de Susana Giménez y "Bailando por un sueño" de Tinelli. Pero es mucho más lo bueno por lo que lo podemos recordar, incluyendo las películas "Clínica con música" (con su cómplice Perciavalle), "Tiro al aire" y la más reciente "Dos hermanos", donde compartía protagonismo con Graciela Borges.
ME.LA.M.M.U. (Metete la Música Moderna en el Upite)
Hoy traemos un disco completo de Weather Report -pa que vamos a andar pijoteando- con la formación primigenia contando con el formidable contrabajista checo Miroslav Vitous junto a los fundadores, el saxofonista estadounidense Wayne Shorter y el tecladista austríaco Joe Zawinul. El disco fue el tercero del grupo en 1973 y se llamó "Sweetnighter".
SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS
Las reglas de juego deberían ser claras e iguales para todos. Se debería reconocer y respetar la experiencia de cada uno en la tarea que realiza. Si querés conseguir funcionarios que pongan empeño en trabajar y cuiden su puesto, hay que remunerarlos lo mejor que sea posible, porque si no lógicamente tenderán a irse a otro lado que pague mejor. ¿Seguimos? Todas estas premisas deben de sonar como física cuántica avanzada para los Gerentes Generales de la mutualista, pero son sólo algunas conclusiones generales de Administración de Empresas. Podrán jactarse de haber ido a muchos cursos de Gerenciamientos, pero la verdad es que no aprendieron una mierda.
Departamento de Cómputos (tiene otro nombre más pomposo, en realidad), turno de la noche. Una funcionaria lee su mail de trabajo, donde su Encargada le ordena que le pase antivirus a una serie determinada de equipos -me imagino que aprovechando que a esa hora no se está trabajando con ellos- y la empleada de Computación realiza la tarea no sé exactamente si en forma remota (o sea, entrando en línea desde su propio equipo) o yendo al lugar donde está cada ordenador.
A la mañana siguiente, el Gerente General que se fue el año pasado descubre que han entrado en su PC y ordena que la separen del cargo. Lo que quiere decir, suspenderla y sumariarla y, en los últimos tiempos, hacerla echar sin prestarle ninguna importancia a lo que diga el propio sumario. Para ser exactos, el resultado de dicho sumario -generalmente una payasada, que viola toda reglamentación nacional sobre el tema- era el que se le cantaba las bolas al Gerente.
Finalmente no la echaron, porque apeló a su hermano, conocido contratista de futbolistas. No tengo confirmado si la jefa la defendió porque la iban a rajar por cumplir una orden de ella (y al pedo, porque aunque sea Gerente se tendría que dar cuenta que pasar un antivirus en una computadora no es lo mismo que leer los archivos que contiene), digamos que, con suerte, confirmó en el Sumario que le dio la orden. Pero ya sabemos que no le daban bola al dichoso sumario.
Sigamos con Cómputos. En una reunión de macanudos nuestro héroe se quejó de que los Jefes de la Española no daban el ejemplo vacunándose contra la gripe. Y para demostrar lo buen Gerente que era, mandó llamar a una Vacunadora para que le diera de prepo la mandanga a quienes no la tuvieran. Una de ellas fue la Jefa principal de Computación.
Pocas horas después, comenzó a sentirse muy mal -tal como hubiera predicho el Dr. Salle- y al prepotente le temblaron los cantos. Un Jefe Médico me llama -yo estaba como encargado en ese momento, entre otros, del tema ambulancias- para que mandara un móvil urgente y trajera a la vacunada a Puerta de Emergencia, sin más trámite. Debido al énfasis, me aseguré que estuviera una funcionaria competente coordinando ambulancias y le aclaré que era un pedido especial de arriba. Clave 100, le decíamos. Obviamente, también se le decía la clave a los de la ambulancia para que se apuraran.
Mucho rato después cae como una tromba la Gerenta de RRHH a pesetearme que por qué no había enviado la ambulancia. Preocupado y sorprendido fui a averiguar qué pasaba y los del móvil contestaron que había habido un accidente de tráfico con muertos a tres cuadras y que la policía recién los estaba por dejar pasar. Cuando le di esta respuesta a la Gerenta, me contestó que por qué no había enviado todavía la ambulancia y que había visto una que estaba parada en la esquina. Argumento que solían usar a veces algunos socios, generalmente los menos avispados.
-¿Qué tiene que ver que haya OTRA ambulancia en la esquina? El móvil que mandé está ahí, ¿o sino cómo saben que hay un accidente en Bulevar y Garibaldi, del que me contaron varios detalles? Si mando este otro móvil, voy a tener DOS móviles trancados en la misma esquina.
-Bueno, mandá rápido la ambulancia que vaya para allá -contestó, demostrando que no había entendido un carajo. Mitad porque no quería entender y mitad porque no le daba.
-Andá a cagar -le respondí, aunque debo reconocer que lo hice cuando estuve seguro que ya se había ido.
Así son los jerarcas que yo tenía y así eran los gerentes que los designaron. Ignorantes, incapaces y creyéndose la última Coca Cola en el desierto. Uno, paranoico, con las habilidades para las relaciones públicas semejantes a las de un elefante en un bazar. El más reciente, que odia a toda la humanidad porque fue adoptado.
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