Mucha gente piensa que el domingo pasado se definió cuál fue la mejor película del año en el mundo, o algo así, porque se entregaron los premios Oscar, única premiación de cine que se ve tradicionalmente por la televisión. Lamentablemente, no es así por varios motivos. Válidos, obviamente, también para todas las otras categorías.
![]() |
Anora |
En primer lugar, hay que tener en cuenta que no hay forma de "medir" cuál es la mejor película (o el mejor actor, o el mejor trabajo de montaje) tal como sí podemos medir (sin comillas) al atleta que tira la jabalina más lejos o al nadador más rápido en los 100 metros. Todo es un juicio de valor y en estos tiempos en que los sobres de té vienen con instrucciones hay que aclarar que está bien si a ti, amado lector, te gustó más "Cónclave" o "El brutalista" que "Anora", que fue la que finalmente ganó.
¿Y cómo ganó? Bueno, los miembros de la pomposísimamente denominada Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas en Hollywood votaron y la empresa correspondiente sumó los votos. Expliquemos: en enero los miembros de la citada Academia reciben por correo un formulario con la lista de las personas habilitadas para ser votadas en las respectivas categorías correspondientes a la razón por la que el miembro pertenece a la institución. Quiero decir, los actores reciben la lista de todas las actuaciones en películas estrenadas en el condado de Los Angeles en el año calendario recién finalizado... y que se anotaron llenando un formulario al respecto. En esa primera instancia, los actores votan por actores, los libretistas por libretos, los maquilladores por maquillaje y así. Y todos reciben la lista para votar por la mejor película (donde premian a los productores).
Hay varias excepciones: cortometrajes, películas animadas, documentales, canción y música original, elegidos por comités especializados. También lo es la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera (o sea, que no sea hablada en inglés), seleccionada también por un comité, pero en este caso con los films enviados por las agencias de cine de cualquier país del mundo (hasta Uruguay manda) y que sólo puede ser uno por país, lo que suele ocasionar quilombetes en países como Francia, España o Argentina, que muchas veces tienen más de una obra con pretensiones de ser enviadas.
Casi todas las categorías tienen cinco nominados. La excepción más notable es la del premio mayor: el Oscar a Mejor Película puede tener hasta diez nominaciones -como tuvo esta vez- siendo que son nominadas todas las que lleguen a un 5% de los votos correspondientes.
Cuando se dan a conocer -generalmente, a fines de enero- las nominaciones, todos los miembros de la famosa Academia pueden meter las zarpas en todas las categorías y votar al mejor montaje o al mejor sonido, como si supieran. Se cree que la mayoría vota generalmente a las principales categorías y a alguna más que le interese más o menos y deja en blanco la mayoría de los casilleros. La costumbre de abstenerse en votar todo, explicaría cuando Jorge Drexler ganó hace ya 20 años (¡qué lo parió!) a mejor canción superando a películas mucho más comerciales.
Los miembros de la Academia son básicamente los trabajadores, digamos, calificados de la industria del cine de Hollywood. Serían actores, productores, libretistas, fotógrafos y vestuaristas (entre otros) pero no electricistas, choferes, dobles de riesgo o dibujantes. También entran en la lista -que no es pública y que tendría más de 7000 integrantes- los principales dirigentes de las empresas productoras y distribuidoras y también las esposas (o esposos) de los más capos de ellos.
Es, por lo tanto, gente que trabaja en la industria y que piensa en esos términos. Tiene el gusto de quienes intervienen en la confección de esas películas y que suelen depender del éxito de esas producciones para seguir haciéndolo. Difícilmente, un fracaso comercial gane una estatuilla. Además, un lanzamiento modesto, por poco tiempo y en escasas salas, tiene poquísimas posibilidades de haber sido vista y, por lo tanto, votada.
Se suele caracterizar al gusto del votante como de "liberal en lo político o social y conservador en lo cinematográfico". Los films unánimemente reaccionarios no suelen tener mucha suerte (ni los extremistas en el otro sentido, cabe aclarar) y tampoco se ha visto premiar cosas vanguardistas ni nada que se parezca. En general, suelen ganar los dramas serios, contados correctamente. Las películas bien de género (terror, ciencia ficción, cómicas) suelen ser postergadas.
Este año tuvo la polémica -que trascendió largamente a los cinéfilos- de la supuesta visión nefasta de "Emilia Pérez" sobre México, sus narcotraficantes y sus víctimas de la guerra correspondiente. Supongo que por eso, el film más nominado tuvo sólo dos premios, anunciados por este columnista. Descartada la película francesa, quedaban varias competidoras en una lucha que suponemos fue pareja. Porque hay que decirlo: por razones desconocidas, nunca se publican los resultados de la votación y sólo podemos especular cuál salió segunda y por cuántos votos (muchos o pocos) le ganó "Anora".
No me puedo retirar sin mandarle unos cuantos besitos de viejo baboso a Zoe Saldanha; también a celebrar que ganó Brasil con "Todavía estoy aquí", que quiso ser censurada por el bolsonarismo y que "Flow" haya derrotado a Disney y similares.
ME.LA.M.M.U.
King Crimson fue un grupo inglés que sólo en los últimos años está comenzando a conocerse bien en nuestro país. Símbolos del rock progresivo -su primer LP "In the court of the Crimson King" se considera el iniciador de esa corriente- el Rey Carmesí ha variado mucho de componentes y de propuestas. Acá está el tema final de ese disco debut, buena forma de iniciarse en la música crimsoniana.
King Crimson: "The court of the Crimson King"
Comentarios
Publicar un comentario
Antes de publicar, piense si su mensaje puede llegar a herir a alguien. Gracias.