¿Qué nos da David Lynch?

 "...la conmoción estética, él sólo" o algo así, rezaba un graffiti no hace tanto. Hacía casi 20 años que no estrenaba un largometraje después del fracaso económico (y artístico) de "Imperio", que no gustó a casi nadie. En rigor, realizó apenas diez largometrajes desde 1976 y varios de ellos no son ciertamente lyncheanos. Pero los que lo son...


Comenzó con el típico debut barato, en blanco y negro y pleno de libertad, alguna chambonada y la estética propia de quien no tiene un mango y, por ello, utiliza pocos decorados, ropa de los propios actores y los lentes que anden en la vuelta. Estoy hablando de "Cabeza borradora" (1976), la historia de un joven que es padre de una especie de gusano cabezón que no para de joder con ruidos insoportables.  

Pese a la historia, llamó la atención y nuestro David dejó de ser un estudiante que se hizo un film raro con dos pesos a transformarse en un director de verdad cuando Mel Brooks le financió su segundo largometraje: "El hombre elefante" (1980), también en blanco y negro pero realizada en forma bastante convencional, aunque su tema no lo era. 

"Eraserhead"

Un hombre horriblemente deforme -segundo de los seres bizarros de Lynch- verdugueado y explotado a más no poder, estaba convincentemente mostrado y la denuncia social, por decirlo de alguna manera, surgía clara y naturalmente de la propia historia. Como para quienes creen que el director no sabe filmar bien.

La carrera de Lynch iba viento en popa hasta que cometió un gran error: se involucró en la producción de la adaptación de la célebre novela "Duna", luego que Jodorowsky fracasara perdiendo el control sobre el montaje final, lo cual es trágico cuando hay un gran presupuesto. Si bien David consigue un clima extraño, muy diferente al de "Star wars" y similares, la adaptación -o lo que conseguimos ver- no deja de ser un híbrido poco convincente entre originalidad y rutina.

"Duna"

Pero dos años después, en 1986, explota el verdadero Lynch. "Terciopelo azul" resulta ser un segundo comienzo. Ahí están tanto el pueblo donde todos tienen algo que ocultar como los climas morbosos, un malvado inolvidable (Dennis Hopper), los misterios que quedan sin revelar, lo perturbador, lo insólito. 

En 1990 ganaría la Palma de Oro en Cannes con "Corazón salvaje", que no es el mejor Lynch pero que se estrenó muy suavizada. Paralelamente creó una serie televisiva mítica: "Picos gemelos" (o "Twin peaks"), a partir del camino iniciado por "Terciopelo...". Revolucionaria en su momento, introdujo el absurdo, los personajes bizarros y el sin sentido en la caja boba. 

David Lynch fracasó al querer aprovechar el éxito de la serie con un largometraje que fue destrozado en el montaje, volviéndolo inentendible más allá de las propias complejidades del director. Pero se recuperaría en 1997 con la aquí inédita "Carretera perdida", un fascinante thriller capaz de múltiples interpretaciones y con un desarrollo no lineal que fue comparado con la cinta de Moebius -aquella que retornaba a su origen sin que supiéramos bien cómo caracho hacía- introduciendo realidades paralelas, gente existiendo en dos lugares al mismo tiempo, onirismos y otras complicaciones poco habituales en los policiales.  

"Carretera perdida"

En 1999, un poco cansado de tanta malinterpretación de su obra, realiza "The straight story" -aquí mal traducida como "Una historia sencilla"- sobre un anciano que va a reconciliarse con su hermano viajando arriba de una cortadora de césped, un hecho real. Insisto, como para que no queden dudas que el tipo sabía filmar de forma convencional pero que no es lo que quería hacer.

Sus dos últimos films volvieron a la bizarrez. "El camino de los sueños" (2001) es "Terciopelo azul" pero trasladada a Hollywood. Fascinante en muchos tramos, difícil de saber de qué va -otra vez- es probablemente la más metafórica de las películas lynchianas, lo que no es poco. Pensada inicialmente como una serie televisiva, es probable que su final insatisfactorio por lo demasiado abierto, no fuera el que había previsto el director.


"El camino de los sueños" o "Mulholland drive"

Luego llegaría "Imperio" en 2006. ¡Mamita!. Si sus otras obras solían ser ambiguas y desconcertantes, acá nadie entendió nada. Comenzó a filmarla sin saber realmente qué contar y se nota. Lynch alarga enormemente las expectativas y los misteriosos paseos de su protagonista Laura Dern. Multiplica por cien los enigmas que no va a resolver acercándose inevitablemente al tedio; intercala -sin piedad a quien no tenga un conocimiento muy profundo de su obra- recreaciones de escenas de su serie "Rabbits" sin un propósito y nos tira con un interminable clima amenazante que no cuenta nada durante tres horas.

En 2017 salió la tercera temporada de "Twin Peaks". En el último episodio de la primera etapa -aquella con terribles cortinados, un piso con baldosas en zig zag y un enano- Laura Palmer -o su doble, o su fantasma, o su holograma- le decía al investigador Cooper que se verían 25 años después. En realidad, fueron 26 y a esa altura, la mayoría de la gente no se acordaba de la serie. Que yo sepa, no se conoció acá y supongo que pasó más bien sin pena ni gloria.

Se estrenó en un streaming más bien chico en USA, aunque creo que eso no sería problema para que se difundiera mucho más si la serie hubiera pegado. Si me preguntan a mí, contesto que debería volver a ver las tres temporadas en orden para ver si tiene alguna lógica. En mi recuerdo, la primera temporada es excelente y redondita; la segunda, con el enigma de quién mató a Laura Palmer desentrañado en el 7º de 22 capítulos, la atención del público (y el interés de Lynch) se fue por el caño. La tercera tiene ideas interesantes -como el desdoblamiento de personalidad de Cooper- pero cuando la vuelva a ver, podré tener conclusiones más claras. Supongo.

"Twin peaks - The return"

 
Resumiendo, David Lynch -muerto el jueves con 78 años- era seguramente de lo más original e interesante que había en plaza, aunque parezca depender de un libreto que lo oriente y le ponga límites. Original puede ser mi abuela bailando reggaeton disfrazada de leopardo pero no dejaría de ser una mera excentricidad sin interés. Es claro que el cine convencional le aburría y bienvenido sea. Podía ser fascinante como pocos cuando tenía una historia que contar y sus mejores largometrajes ("Terciopelo azul"; "Carretera perdida", seguramente) le pasan el trapo a la generalmente adocenada producción hollywoodense actual.



Acá está "Dune" (1984) por Lynch. O lo que Dino de Laurentis dejó en pie.

UN Y.E.T.P.A.P. (Otro)

+ JOAN PLOWRIGHT (95) - Consagrada desde joven en el teatro inglés (supongo que el mejor del mundo), comenzó a dedicarse más al cine pasados los 60, generalmente como secundaria. Estuvo en muchos films comerciales, destacando en algunos que podrían llamarse "películas con viejos": "Abril encantado"; "Té con Mussolini". También fue la tercera esposa del gran Laurence Olivier, amigo de esta columna. El Larry de la gente se separó de Vivien Leigh -que tenía divina hasta la parte de atrás de la rodilla, pero estaba más loca que la Graciela Bianchi- y parece que encontró la tranquilidad con la Joan. Tuvieron tres hijos.


ME.LA.M.M.U.

Es considerado mayoritariamente como el mejor disco de jazz de todos los tiempos: "Kind of blue", de Miles Davis. Es una maravilla y una excentricidad, ya que todo el album está ejecutado en forma modal, algo que si me apuran no sé explicar bien pero aquí tienen la definición de Wikipedo:

Jazz modal 

"So what" es el primer tema del disco y, seguramente, el más recordado. No sólo toca el enorme Miles en trompeta, sino también John Coltrane en saxo tenor, "Cannonball" Adderley en saxo alto y el gran Bill Evans (mi pianista de jazz preferido). Para regalar y regalarse.  

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