No Country for Giles (Parte 1 de 2)


Buenas tardes a todas y todos. Esta vez, La Caja se viene con un homenaje (una forma elegante de decir "plagio") a  la película de los hermanos Cohen del año 2007 "No Country for Old Men", y se descuelga con una historia inspirada en aquellos hechos, que bien podrían pasar en nuestro país.



Ramón González 


Ramón González era un joven de 35 años. Joven para los estándares de este país. Tenía la primaria completa y por mucho tiempo se dedicó a las labores del campo: cosechas de girasol en su momento, ahora de soja. Transporte de ganado y fletes en camión. Changas varias. Hasta que en un momento sintió que su escolaridad lo estaba frenando para alcanzar mejores trabajos. Y no era una sensación extraña, sino que los patrones que tuvo siempre tomaron a personas con liceo terminado para los puestos a los que él aspiraba. Por eso se propuso terminar Ciclo Básico. Pero cuando la reforma educativa de R. Silva le cambió todas las referencias y de la noche a la mañana se encontró que ya no estaba más en Tercero de Liceo, sino en Noveno, le dio paja y abandonó.

No todo fue pérdida, sino que cuando estaba en Segundo, conoció a Carmela, con la que entabló una relación de pareja. De la misma nació su hijo, Emilio. Carmela no cursaba liceo con él, sino que era maestra de escuela y esperaban el ómnibus en la misma parada todos los días. Era un año mayor que él.




Antonio Segarra

Antonio Segarra era un paraguayo de unos 41 años. Se crió con su madre, y era hijo único. Su padre los había abandonado poco antes de que naciera. Tuvo una infancia un tanto compleja, pero en el fútbol encontró un refugio. Había sido jugador de Sol de América, defensa recio, como todo jugador guaraní. Hasta que sobre el final de un partido por la Copa AFP (que a diferencia de la que se armó acá, era un éxito) y en ocasión de disputar un balón aéreo, fue empujado y cabeceó el palo del arco. Cayó adentro del mismo, con la mala fortuna de que el golero, el delantero rival y hasta el juez, que estaba involucrado en apuestas ilegales y necesitaba ese gol, fuéronse encima del cuerpo inconsciente de Antonio. Resultado: rotura de meniscos, fractura de cúbito y radio del brazo derecho y fisura de cráneo. Hecho que lo tuvo 5 meses internado en la Médica Paraguaya (sponsor del campeonato local). En el transcurso de su recuperación, fallece su madre, lo que le dejó secuelas, tanto a nivel físico como emocional y psicológico.

De ser un joven solidario y amable, pasó a desarrollar una personalidad psicópata e indolente. Sin poder trabajar, pues había dejado la escuela por el fútbol, pudo finalmente  agarrar un laburo en un frigorífico. Su frialdad lo hizo destacarse rápidamente en el uso del “marrón”, dispositivo que, aplicado sobre la frente del ganado cuando este ingresaba a la cadena, lo preparaba para el proceso.

Pero de un día para el otro, Antonio no se presentó más a trabajar en el frigorífico. Parece que el dueño tenía una serie de enfrentamientos con políticos y otros empresarios, y le habían llegado comentarios de que Antonio tenía una calidad inigualable para ultimar seres vivos. Se dice que lo llevó a trabajar con él.


La sangre tardó poco en correr hacia el río, de la mano de Antonio y su habilidad con el “marrón” como “weapon of choice”. La cantidad de asesinatos cometidos por su mano hicieron que Segarra tuviera que escapar del país. Los rumores dicen que se refugió en Uruguay, y para mantener un perfil bajo, volvió a una vieja pasión: el fútbol. Porque como decía Francella, "el tipo puede cambiar de cara, de religión, pero no puede cambiar de pasión". Y de la mano de un conocido ingresó a trabajar en las instalaciones de una conocida sociedad anónima deportiva, con nombre de fuerza en movimiento, como jardinero.




Zapicán Martínez. 


Zapicán Martínez era el comisario de la seccional 10 del departamento de Soriano. Cada tanto, recorría la zona en su camioneta. Hombre curtido, baqueano, muy querido en los pueblos de José Enrique Rodó, Egaña y Risso, y era usual que los vecinos lo convidaran a los cumpleaños de 15 o a los casamientos. En los raids era figura de referencia, a quien le pedían los paisanos que se encargara de la seguridad de los eventos. Estaba casado con doña Catalina Pedrouza, hija de un estanciero del pueblo de Santa Catalina.

Era un matrimonio que no había podido tener hijos (en realidad, sí, una hija llamada Fernanda, que había ido a estudiar Comunicación a Montevideo y se había vuelto zurda, para gran desagrado de Zapicán).

De costumbres sencillas, cuando no estaba de servicio, solía tomar mate con su señora en el porche de la casa del campo donde vivían, donde pasaban horas hablando de cosas de la vida. Tenía una huerta, y si había tiempo y ganas, plantaban flores.


-----‐------------------------------------------------------------


Ramón se había dormido. Tenía que levantarse a las 4 y media de la madrugada, pero Emilio, de 3 años, había pasado la noche con tos y no lo dejó dormir bien. Carmela, la que lo despertó a las 6:08, cuando ese día de noviembre empezaba a amanecer. Estaba acostumbrada a despertarse a esa hora, que es cuando usualmente se levanta para ir a la escuela, que queda a 10 kmts de Florencio Sánchez, departamento de Colonia.


Ramón se levantó rápidamente. Se aprontó el mate y no demoró mucho en agarrar para la puerta de la casa, que quedaba en los suburbios de Cardona, departamento de Soriano. Cardona y Florencio Sánchez son dos ciudades unidas, pero separadas por el límite departamental. Como el Chuy y el Chuí, pero en el interior del Uruguay. Carmela se había levantado para despedirse de él y le abrió la puerta. Ramón se subió a la vieja camineta Ford y se dispuso a ir hasta un campo en las inmediaciones del pueblo de Egaña. Un amigo de un amigo lo había contactado, mediante un patrón que una vez tuvo, para ofrecerle una changa. El trabajo escaseaba y Ramón no dudó en aceptar. La tarea: ir a cambiar unos postes de un alambrado en un campo de soja.


Así que abrió el WhatsApp, accedió a la dirección que mediante gps le habían mandado y ganó el camino.



Demoró una hora en alcanzar el punto. Si bien pasó por los caminos linderos de los campos de soja, había quedado en esperar al contacto que lo contrató, para luego ir juntos a la zona donde iba a trabajar. Apagó la camioneta y se dedicó a esperar en un amplio claro rodeado, a lo lejos, de árboles. Una cañada pasaba cerca. Se sentó dentro de la camioneta y descansó un poco. Se armó un tabaquito y se lo fue fumando muy tranquilamente. Porque nadie aparecía a lo lejos. Hasta que, para sobresalto de Ramón, de entre los árboles emerge una avioneta que buscaba ganar altura. Tenía varios impactos de bala, lo que le hacía perder combustible. Carreteó unos 200 metros sin suerte, hasta que se estrelló contra unos arbustos.


Ramón se acercó, cuidadosamente, hasta la avioneta. Alcanzó a ver al piloto, que tenía 3 impacto de bala en el cuerpo y otros dos en cada uno de sus brazos. Había muerto.



Desandó el camino de la avioneta hasta los árboles, y entre ellos se encontró con una escena dantesca: tres camionetas de alta gama totalmente agujereadas a balazos, 7 u 8 cuerpos (alguno mutilado por la explosión de lo que pudo haber sido un tanque de nafta de una de las camionetas), hasta alguna vaca que estaba cerca cayó en la brega. Dentro del cuadro, Ramón observó un rastro de sangre que iba hacia unos arbustos. Lo siguió, y al final del camino se encontró con un hombre agonizante. Con las pocas fuerzas que tenía, sujetaba una valija de importantes dimensiones. Dudando, Ramón se acerca hasta el malherido, y envuelto en una gran curiosidad, toma la manija de la valija con intenciones de arrancárla de las manos del hombre. Éste, tras una tímida resistencia, la suelta. Ramón abre la valija y ve dentro de ella una enorme cantidad de billetes. Cuando quiere volver sobre sus pasos, el hombre, con las ultimas fuerzas que le quedaban, le pide un poco de agua. Ramón duda, pero sabiendo que estaba en una zona peligrosa, sujetó fuertemente la valija y se fue lo más presuroso que pudo.


(Continuará)


Comentarios

  1. Esta registrada la historia? Se la podemos vender a "Nefli"?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Recién en 2025, cuando se liberen los derechos de imagen del fútbol paraguayo, actualmente en propiedad de Paco

      Borrar

Publicar un comentario

Antes de publicar, piense si su mensaje puede llegar a herir a alguien. Gracias.