Buenas, buenas… Después de un tiempo de ausencia volvemos a encontrarnos para hablar de los terceros lugares. Admito que las últimas columnas estuvieron muy bibliotecarias, pero sé que comprenden los lazos laborales, profesionales y afectivos que me atan a estos espacios (no se juzga, se acompaña, dicen por ahí).
Recordarán que, aprovechando que Oldenburg había empezado su teoría tomando algo con sus vecinos en un improvisado boliche armado en el garage de su casa, iniciamos la conversa en el blog tomando un café en el viejo Sorocabana y sobrevolando Starbucks. Aún quedan en gateras los boliches del bochinche y del bailongo pues hoy me interesa hablar de los que habilitan cierta conversación y cruce de miradas. Allí donde, después del laburo, del estudio o saliendo de las rutinas domésticas, nos refugiamos y nos encontramos con otres para hablar de todo un poco o para acompañarnos en el silencio.
Antes me parece útil repasar las características de los terceros lugares para que vayamos chequeando juntes.
- Espacio neutral. Las personas pueden ir y venir según tengan ganas y no se requiere que nadie sea el anfitrión, nos deberíamos sentir tan cómodos como en nuestra propia casa.
- Espacio inclusivo. Las personas que lo habitan no tienen porqué relacionarse por algún propósito concreto, sino que alcanza el deseo de gozar, convivir y pasarla bien. Tampoco importa la guita que tengamos o la ropa que usemos.
- La conversación es la actividad principal. Podemos sentirnos cómodos de hablar de todo y decir lo que pensamos e incluso intentar solucionar el mundo. Desde mi perspectiva, la conversación debe ser presencial. ¿Por qué? Porque ponemos en juego los cuerpos, los sentidos, los gestos y las miradas. No hay un jajajaja que sustituya una buena carcajada compartida que nos haga llorar de tanto reír juntos. Estas emociones, por suerte, aún no pueden ser replicadas por las tecnologías.
- Accesibilidad y acogida. Los terceros lugares que prestan el mejor y más completo servicio son aquellos a los que se puede ir solo a casi cualquier hora del día o de la noche con la seguridad de que algún conocido estará allí.
- Los asiduos. El tercer lugar necesita habitués, parroquianos que le den vida. Como todos fuimos recién llegados alguna vez, recibiremos a los nuevos con calidez.
- Un perfil bajo. Como estructura física, el tercer lugar es fundamentalmente sencillo. Ya dijimos que si nos parece snob o pretencioso y la gente que vemos está para el postureo, nuestro consejo es huir de allí. Diría que las fotos en los terceros lugares no son instagrameables. Es más, rara vez llegamos a sacar fotos de tan compenetrados que estamos en la conversa.
- Ambiente desenfadado. La alegría y el cariño deben reinar sobre la ansiedad y la alienación. La risa es lo que marca el ritmo. Tatanka nos decía que para él es fundamental que sea un lugar SEGURO: “Seguro para ser yo, para reír a carcajadas, putear, llorar y sentir que en ese lugar estoy seguro de ser ese yo que soy sin tener que cuidarme de juicios”.
- Un hogar lejos del hogar. Aunque es un tipo de escenario radicalmente diferente del hogar, el tercer lugar es notablemente similar en cuanto a la comodidad y el apoyo psicológico que se proporciona a las personas. Podemos sentir que un pedazo de nosotros se ha enraizado en él y cuando llegamos suspiramos aliviados.
"La vida sin comunidad ha producido, para muchos, un estilo de vida que consiste principalmente en un viaje de ida y vuelta de casa al trabajo. El bienestar social y la salud psicológica dependen de la comunidad"
Captura del video de Moby para su canción “Are You Lost In The World Like Me?” dirigido por Steve Cutts, 2016. |
Claro está que en esta búsqueda de lugares para encontrarnos a veces la plata escasea y se destina al beberaje que se comparte en la placita, el murito o la esquina a lo 25 watts. Ale Sin Género comentaba que cuando tenemos algo de plata ya empezamos a ser habitués de algún boliche con precios accesibles y donde nos vamos a encontrar gente con quien conversar, nuestra gente. En mi caso, a partir del 98 frecuenté mucho el Nat Capiloncho con mis compañeras del IPA (La Bastilla estaba reservada para las conquistas de Icq). En el Capi escuchábamos a Juan y Gerardo y a un joven Fabián Marquisio (¡las vueltas de la vida!)
Foto tomada del Facebook de Fabián Marquisio. |
Otra posibilidad es brindar el primer lugar de un integrante del grupete para armar la juntada pero eso no es estrictamente un tercer lugar. No estamos compartiendo la experiencia con otras gentes y además uno siempre es anfitrión y las conductas de propios y ajenos siempre estarán cohibidas (salvo que circulen muchas sustancias).
La semana pasada estuve en ciudad de México y llegamos a un boliche que se llamaba el 4.20. Dicen allí que un grupo de amigos iban a ser sancionados pero se salvaron del castigo. Para celebrar se reunieron a la misma hora que iban a recibirlo, es decir a las 4.20. Desde entonces adoptaron esa hora como el momento del día para convivir, distraerse, celebrar y pasar un excelente momento con la gente que los rodeaba. Leyendo esa explicación a tantos kilómetros de distancia me acordé de Gabriel el Aguatero y cómo compartió con nosotros el tercer lugar que tenía con sus amigos denominado “jueves santo”. Surgió de un hecho triste, cuando un amigo sufrió una depresión profunda y lo vivió en soledad. Al saberlo, todos decidieron que eso no podía volver a pasar y se comprometieron a juntarse un jueves por mes para compartir alegrías y tristezas.
Pienso que vivir terceros lugares con amigos es, en definitiva, la posibilidad de ganarle a la muerte, de ofrendarnos enteros entre nosotros para seguir viviendo.
Ultimo bodegón de Frida Kahlo. Ocho días antes de morir escribió la frase "Viva la vida" en una de las rodajas de sandía. |
¿Nos ofrendamos dentro de dos semanas?
Gracias por vuestra lectura y comentarios.
Una columna Hermosa, íntima escrita a corazón abierto gratis Jimes.
ResponderBorrarHermosa columna !!!!
ResponderBorrarLos terceros lugares (o segundos y medio si son el primer lugar de algún solidario que lo presta para juntarse) nos llenan de vida. Como esta columna.
ResponderBorrarque belleza. Cuanto recuerdo. cuanto compartido. Amo tus columnas.
ResponderBorrarMuy bueno. Sigo buscando ese lugar hace rato. Ojalá lo encuentre
ResponderBorrarMe encanta lo que contas y así puesto en palabras me emociona pensar enmis propios terceros lugares.
ResponderBorrarMuchas gracias!