La complejidad del cambio, entre el parrillero tradicional y el mediotanque, es sufrida por asadores, comensales, gente random que se arrima a mirar como va lo que se está cocinando, gente random que mira y toca -aunque toca menos que en un parrillero tradicional-, personas que desconocen el peligro real, que se arriman a la zona del mediotanque sin precaución alguna, corriendo el riesgo de quemarse. Todos sufren.
Sufren todos, pero el sufrimiento se da más en la persona encargada, por primera vez, de utilizar esa herramienta. Quienes usamos alguna vez un mediotanque no sabíamos a qué nos enfrentábamos. Y a olvidarse de los dotes de buen asador, acá, en el debut ante semejante desafío, todo queda atrás. Es un lugar nuevo, extraño, viril, y al que raramente querríamos regresar.
Porque nadie quiere un mediotanque si utilizó un parrillero tradicional, nadie. Todos queremos salir de ese sitio donde seremos criticados y donde corremos riesgo de fracasar humanamente si quemamos algo.
Así y todo, hay secretos que pueden ayudar a que el asado en el mediotanque quede bien.
Es indispensable definirse como asador, si es de los que usa carbón, solo leña o un híbrido –de moda en el Uruguay del primer quinquenio de la tercera década del siglo XXI (recuerde que estamos viviendo la tercera década)- que utiliza carbón y leña juntos. El primero es un ser despreciable, al tercero se lo respeta un poco; acá el asado es a leña, porque es verdad que el asado con carbón no queda igual, y en mediotanque menos. En mediotanque se arrebata, es imposible que quede bien, no hay pruebas al respecto pero tampoco hay dudas. Los riesgos son mayores, la vida humana corre peligro.
Lo haga como lo haga, sea el tipo de asador que sea, debe recordar que la chapa va a calentar, y que no necesita contar con taaaaaanta leña –o carb*n- como en su parrillero tradicional. El secreto es que el fuego sea leve, las brasas se coloquen sobre los costados del mediotanque y se busque no darle directo el calor a lo que se cocina. Y que problema colocar las brasas al costado, porque se van a ir para el centro por gravedad, todo calentará demasiado -más adelante le daremos un pique para dejar las brasas al costado-. A no desesperar, corra la carne para los costados, que seguro tiene espacio ya que en este país exportador de carne llenar una parrilla es casi imposible -salvo que se la llene con papas, y qué difícil que es asar papas, pero es un tema para otra columna que jamás llegará-. Ponga poca brasa, no lo apure, llévelo despacio, más despacio que en el parrillero tradicional.
Lo importante, como se ve en la imagen, es aprovechar la ceniza vieja para que la brasa quede al costado, lo que se esté asando al centro y el fuego lento. Acompañe con alguna bebida fría y mantenga a los niños lejos del fuego. Y no limpie el mediotanque, sino no podrá contar con cenizas viejas.
No olvide contar con un mediotanque, sino leyó la columna al santo botón.
Un punto ideal |
No es por ser buchón, pero al Sinca le gusta el carbón.
ResponderBorrarla naturaleza es sabia: lo que sabe de Vinos es indirectamente proporcional a su calidad como parrillero. Creo.
Borrar👏👏👏👏👏👍👍
ResponderBorrarUn lugar intermedio sería el fogoncito del campamento, elemento de material a nivel del suelo que no es mediotanque ni llega a ser parrillero. Y se arma con chamusquitas, piñas y alguna otra rama. Además del infaltable atado de leña. Buen punto el del asado, aunque tengo q admitir que mi punto de cocción es como el de Pablo M*eres "de aquí para arriba". Saludos
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