Oratoria

El arte de persuadir ha sido siempre la herramienta por medio de la cual se han logrado hazañas increíbles, así como estupideces inconmensurables. Aquellos que son tocados por el don de la retórica tienen, quizás, el arma más poderosa de todas. 

Marco Tulio Cicerón, nacido en el año 106 a.C. en Arpino, pequeña localidad de la Lazio, Italia. Comenzó su carrera política y pública en una Roma signada por las luchas de poder y la corrupción. Hijo de una familia ecuestre, Cicerón no provenía de la aristocracia romana, pero su excepcional habilidad como orador le permitió abrirse camino en la escena política. 

Su primer gran triunfo llegó en el año 80 a.C., cuando defendió a Sexto Roscio de una acusación de parricidio, un caso cargado de implicaciones políticas, que puso a prueba su destreza retórica. Con este juicio, consolidó su reputación como uno de los oradores más brillantes de su tiempo, enfrentándose incluso a los poderosos seguidores de Sila. A partir de entonces, su carrera despegó, marcando el inicio de una trayectoria que lo llevaría a ser considerado el defensor de la República y uno de los principales intelectuales de la historia romana. Un siglo antes de que naciera Jesús, ya había abogados aspirantes a gobernar grandes naciones, imagine las chicas!. Roma tenía particular inclinación por el personalismo político, haciendo análisis pormenorizado de los gustos y costumbres de sus prohombres: la manera en que hablaban, la filia a la que pertenecían e incluso la belleza de las mujeres que le acompañaban. Las banalidades de aquellos tiempos siguen en pie tanto como los puentes que construyeron aquellos antiguos romanos.

Para Cicerón, la palabra era el arma más poderosa en su lucha por preservar los ideales republicanos de Roma. Desde sus discursos contra Catilina hasta su defensa de los valores tradicionales frente a las crecientes tensiones políticas, su vida fue una demostración de que el lenguaje no solo podía inspirar, sino también influir y cambiar el curso de la historia. Cicerón creía en el poder de la retórica para revelar la verdad y restaurar el orden en tiempos de caos.

Cicerón era mas o menos así


Leonard Cohen también utilizaba la palabra como una forma de resistencia y redención. Mientras Cicerón dirigía su retórica hacia el Senado romano, Cohen la volcaba en canciones melancólicas que junto a una voz única, plañidera y letras cargadas de poesía plasmaba la búsqueda de sentido espiritual. En sus letras, Cohen reflexionaba sobre la política, el amor y la fe con una honestidad brutal que remite a los tratados morales y filosóficos de Cicerón, en los que la virtud y la ética eran piedras angulares del pensamiento, pero con una particularidad que no encontrara en la palestra política: un alma.

Con canciones como Suzanne y Hallelujah, Cohen se desnudó en versos que mezclaban amor, religión y desesperación con una honestidad brutal, otra particularidad que no encontrara en la política. Su estilo, influenciado por sus raíces judías y su interés en el budismo zen, lo convirtió en una voz única en el panorama musical. No cantaba sobre esperanza fácil; su música se gestaba en el sufrimiento, parte esencial de la vida humana. Existen mensajes que lejos de restar pueden sumar, añadir y mejorar en lugar de saturar, incitar y alejar. En su icónica canción Democracy, describía cómo la democracia “llegaba a través de un agujero” en un sistema imperfecto, una visión que Cicerón podría haber compartido al observar la corrupción que devoraba su querida Roma. Ambos coincidían en una mirada amarga pero sabia sobre el destino de las instituciones humanas, y cómo la verdadera virtud surge de enfrentar esa decadencia con serenidad y dignidad.

Leonard


Como estoico practicante el concepto de memento mori, o la reflexión constante sobre la muerte, era fundamental en la vida de Cicerón. Escribió sobre cómo la muerte no debía ser temida, sino entendida como una parte natural de la existencia, lo que otorgaba un sentido más profundo a la vida misma. El 7 de diciembre del año 43 a.C., Cicerón encontró su final bajo la orden del ambicioso Marco Antonio, su enemigo político. El célebre orador romano, que había defendido con fervor la república, fue alcanzado por los sicarios mientras intentaba huir. Según relata el historiador Indro Montanelli, Cicerón aceptó su destino con una calma inesperada. "Inclinado hacia adelante, ofreció su cuello al verdugo como si su vida fuera el último precio que debía pagar por su lealtad a la República". Su muerte selló el fin de la era republicana y el inicio de la consolidación del poder autocrático en Roma. Marco Antonio moriría luego ante el inminente asedio del ejército de su mentor, Julio Cesar, que sería asesinado a manos de varios senadores romanos, incluido su hijo adoptivo.

Leonard Cohen murió en noviembre de 2016, dejando un legado que sigue influyendo escritores, músicos y pensadores. A través de sus canciones, Cohen logró lo que pocos artistas pueden: convirtió el dolor en belleza y la soledad en una forma de compañía. 

Sin lugar a dudas, una verba elegante y convincente es importante para quienes se proponen llegar a otros, no importa con que intención. Lo que no es lo mismo, es convencer por convencer, por la propia alabanza o para seducir y decepcionar. Me remito a los finales de cada camino para elegir cual tomar.

Como susurraba Cohen en sus canciones, “hay una grieta en todo, así es como entra la luz”.



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