Marketing

Cambios radicales de vida, atención específica a la salud mental nuestra y la de nuestras mascotas, familias multi-especie y 48 cosas a mejorar en un país. Eso aparentemente vende.

Si usted no entiende de cuestiones de marketing, no se preocupe; esta columna le trae la solución nuevamente, nada más y nada menos que de la mano de los mayores denunciantes contra la idolatría de las soluciones.

Janis Joplin nació en 1943 en una sociedad extremadamente conservadora. Su paso por el sistema educativo fue terriblemente traumático: se vestía con ropa de hombre porque le resultaba más cómodo, era una chica de clase media en el sur de Estados Unidos en los años 50 y tenía amigos negros, lo cual era motivo de mofa. Su relación con el alcohol también fue problemática, y cuando llegó el momento de entrar a la universidad, las cosas empeoraron. 

Al comenzar su primer año, la tildaron de “el chico más feo de la universidad”. A los 23 años, se mudó a San Francisco, en un momento en que bandas como The Mamas and the Papas y Jefferson Airplane estaban gestándose en el fermental caldo psicodélico. Joplin malvivió allí, llegó a robar y a hundirse en las drogas, solo pudiendo escapar volviendo a su casa. En Texas, tocaba blues en pequeños lugares, pero logró ser elegida por una banda de San Francisco con mediana trayectoria. The Big Brother and the Holding Company, probablemente, estaba buscando aire fresco en aquella chica de impronta masculina y voz inconfundible.

Janis


A su familia no le gustó nada este viaje, y la relación se quebró. Sin embargo, a quienes sí les agradó fue a la banda, que vió en su nuevo fichaje una creciente fama y un contrato discográfico por parte de Columbia.

"Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera. Sin la idea del suicidio, si no fuera por la posibilidad del suicidio, ya me habría matado".

Esta reflexión de Emil Cioran, el filósofo que se dejó seducir por la desesperanza, es representativa de su vida al margen de todo sistema y de su rechazo a cualquier promesa de redención. 

Nacido en 1911 en Rășinari, Rumanía, el joven Cioran creció entre las montañas de los Cárpatos, pero su mente siempre se movió por abismos más oscuros. Influenciado por Nietzsche y Schopenhauer, sus primeros escritos, como En las cimas de la desesperación (1934), destilaban una angustia existencial que marcaría toda su obra.

Fue en París, ciudad que adoptaría como su hogar definitivo, donde su figura empezó a tomar forma como uno de los pensadores más radicales del siglo XX. Se mantuvo matriculado como estudiante en la universidad hasta los 40 años, sobreviviendo de traducciones y correcciones, y disfrutando de viajar por toda la geografía gala en bicicleta. 

Si vas a desmontar la vida eterna, la existencia de Dios o la importancia del trabajo y la familia, mejor que lo hagas con humor.

Cioran, el ciclista pesimista


El tono cáustico y casi nihilista de Cioran se consolidó en obras como Breviario de podredumbre (1949), donde destripa las ilusiones de la humanidad con una prosa poética e incendiaria. Para él, la vida no era más que una larga espera para el inevitable final, y la felicidad, un espejismo cruel. Renunció a su lengua materna, el rumano, y abrazó el francés como forma de distanciarse de sus raíces, dándole a su pensamiento un filo aún más afilado. Sin embargo, a pesar de su reputación de misántropo, quienes lo conocían lo describían como un hombre de gran sensibilidad, un esteta del sufrimiento que encontraba belleza en la decadencia.

El 4 de octubre de 1970, Janis Joplin pasó su último día en el Landmark Motor Hotel de Los Ángeles, un lugar modesto para una figura que representaba la esencia misma de la contracultura. A sus 27 años, la cantante estaba en medio de la grabación de su próximo álbum, Pearl, que se convertiría en su legado póstumo. Sin embargo, esos días finales estuvieron marcados por la soledad y una creciente batalla interna con la adicción.

El domingo por la tarde, cuando no se presentó a una sesión de grabación, su productor, Paul Rothchild, comenzó a preocuparse. Más tarde, fue encontrada sin vida en su habitación de hotel, con una dosis fatal de heroína en su sistema. Los rumores sobre la pureza de la droga circularon rápidamente, pero lo que quedó claro fue la trágica culminación de una carrera brillante y, sobre todo, una vida interrumpida.

La muerte de Joplin sacudió la escena musical, no solo porque era una de las figuras más importantes de su tiempo, sino porque se unía a una lista de músicos que habían perdido la vida a esa misma edad. Junto con Jimi Hendrix, fallecido apenas unas semanas antes, Janis Joplin se convirtió en otra víctima de lo que luego se conocería como el "Club de los 27", una etiqueta que la cultura popular ha perpetuado como símbolo de la fragilidad de la fama.

Pearl fue lanzado tres meses después de su muerte, alcanzando el número uno en las listas de éxitos. Su voz ronca y alocada, y su risa contagiosa se grabaron en la eternidad, vendiendo millones de discos.



Cioran no dejó discípulos ni construyó una escuela filosófica, pero su impacto en la cultura contemporánea es innegable. 

"Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar". 

Quizás por afirmaciones como esta no quedó en la historia a la altura de su talento, a pesar de que el ser humano le suma más razón a estas palabras cada día.

Un pesimista hace tiempo que no vende; más bien, todo lo contrario.

Cioran decía que todo esfuerzo revolucionario, toda ilusión de cambio, termina muriendo en la política. Tampoco Janis recibió la atención que su talento merecía, ni lo revolucionario de su existencia, que fulguró en tan solo tres años.

Quizás sea porque no era particularmente bonita, no bailaba ni actuaba ni se vestía para seducir. Más bien, era huraña, inteligente, carismática y talentosa… y eso no vende. Una mujer así no vende...o si?.




Comentarios

  1. Imaginate ser seguidor de Cioran, Schopenhauer, Nietzsche y Racing.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me falta solo Racing Alvaro, soy más de Bella Vista. Gracias por estar siempre, un abrazo!!!

      Borrar
  2. Notable.
    Tengo 2 comentarios, uno x cada personaje retratado:
    I) es verdad q solo vende lo "positivo", en detrimento de lo "negativo". Hay una batería de terapias, gurúes, y la estrella de estos movimientos: los "coach ontológicos", que buscan apuntalarte al menor síntoma de decaímiento. Es todo psicológico, y nada, pero nada tiene que ver esta estructura explotadora y abusadora que se llama "capitalismo". Todo tiene q ser "positivista", un término usado tan erróneamente que cuando alguien lo dice, muere un Durkheim bebé.
    II) Shakira iba por el mismo camino que Janis, era gordita y cantaba canciones contra los pies descalzos y a las instituciones sociales como "la fiesta de 15. Pero se ve que un día se le cruzó uno de la Sony o vaya a saber qué discográfica y le ofreció las famosas dos pildoras: la azul, seguía haciendo canciones; la roja, dejaba de hacer canciones y se ponía a facturar. El resto es historia. No la alargo más. Muy buena columna.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Antes de publicar, piense si su mensaje puede llegar a herir a alguien. Gracias.