Cuando Chaplin dejó de ser Carlitos

Hace casi 100 años y por razones nada artísticas, se comenzó a comercializar el cine sonoro que resultó, para sorpresa de todos, un gran éxito desde el principio. A pesar de los problemas que traía el nuevo sistema -y que se cuentan en "Cantando bajo la lluvia" y, en menor medida, en la más reciente "Babylon"- el cine rápidamente dejó de ser mudo, pese a algunos artistas e intelectuales que se opusieron.

Tiempos modernos


Charles Chaplin era -es- el actor más famoso de todos los tiempos y pertenecía particularmente a un género absolutamente visual: el slaspstick o golpe y porrazo, que requería de mucha imaginación práctica y una gran habilidad corporal. Cuando en un abrir y cerrar de ojos todo el cine se convirtió en un asunto
básicamente de gente parada, estática y hablando sin parar, era lógico que cineastas como Chaplin se opusieran e intentaran -en vano- que el séptimo arte siguiera siendo mudo.

Su última película enteramente muda fue "Luces de la ciudad", estrenada en 1931, cuando el cine sonoro se había impuesto totalmente. Sin embargo, fue un gran éxito comercial, como todas las películas dirigidas (y actuadas) por el astro. Es una obra típica de Chaplin con su personaje del vagabundo enamorado de una chica ciega. No es una culminación como "La quimera del oro" o "El pibe", pero sigue siendo una obra de un gran artista.

Ya hacía rato que Chaplin era un perfeccionista cada vez más obsesivo y su estatus dentro de la industria le permitía pasar mucho más tiempo que los demás modelando sus películas. Su siguiente estreno sería recién en 1936, con "Tiempos modernos". Aquí volvería a utilizar a su personaje -su maquillaje es el mismo- pero esta vez inserto en una fábrica, cosa que había hecho numerosas veces en muchos cortometrajes.

Luces de la ciudad

En realidad, "Tiempos..." sigue siendo un film mudo, que apenas contiene una canción interpretada por el protagonista, en un lenguaje inventado, como burlándose aún del cine sonoro. También es otra comedia notable, con una enorme inventiva visual y donde muchos creyeron ver propaganda comunista, sólo porque criticaba el fordismo y la deshumanización de determinada forma de trabajo, un tema que no era el primero en tratar. El propio Chaplin se burla de ésto, cuando agarra una bandera (pintada de rojo en algunas pocas copias) sin querer y sin darse cuenta lo que representa.

La primera película en la que el director comienza a despedirse de su personaje es "El gran dictador", un ataque poco disimulado a Hitler. Aquí el vagabundo Carlitos es un barbero y también un judío, algo poco conveniente en tiempos del dictador Hinkel, interpretado por el mismo Chaplin, aprovechando que el verdadero Adolf -que tenía la misma edad del cómico- usaba un bigotito similar al del personaje del vagabundo. Dicho sea de paso, por culpa de Hitler (o gracias a él) los hombres han dejado de usar esa forma estúpida de recortarse el bigote.

Aquí el personaje jugoso es el del dictador y el del barbero está más que nada para provocar confusiones por su obvia similitud. Lo curioso es que uno de ellos es un personaje del cine mudo y el otro, ya no. Se ha discutido mucho -demasiado- si el barbero es el vagabundo o un personaje nuevo. Para mí, Chaplin aprovechó su propia similitud física con Hitler para que el personaje (seguramente el más querido del mundo) pronunciara su discurso final llamando a la paz y a la tolerancia, en plena Segunda Guerra Mundial.

Monsieur Verdoux

Años después, en 1947 Chaplin ya tenía la mejor edad del hombre (58 años) y realiza una comedia llamada "Monsieur Verdoux", apartado totalmente del personaje de Carlitos y de su estilo tradicional de slapstick (ya no es tan joven). Y del cine mudo. "Monsieur..." es una comedia negra realmente talentosa, inteligente y donde el director demuestra que puede hacer un humor bastante diferente, aunque su forma de usar la cámara sigue -y seguirá- fundamentalmente igual: quieta, apenas siguiendo a los intérpretes y que no podrá evitar algunos tics actorales que le quedan de su etapa pasada (por ejemplo, el de agarrarse las rodillas con ambos brazos y agachar la cabeza con una gran sonrisa).

Ya definitivamente impopular para la prensa norteamericana -aunque no necesariamente para el público- acusado absurdamente de ser comunista (era demasiado millonario y demasiado egocéntrico para serlo) realizó en Inglaterra "Candilejas" (1952), un melodrama sobre un cómico ya viejo y decadente, que se enamora platónicamente de una bailarina mucho más joven. Seguramente la última gran película de Chaplin, corre siempre por el borde de la antigüedad y el ridículo, pero lo sortea con talento.

La condesa de Hong Kong

Sus dos últimos films son bastante más discutibles: "Un rey en Nueva York" trata directamente su situación personal, criticando algunos aspectos decadentes de la sociedad estadounidense -donde le han prohibido entrar- en una película cómica que no hace reir (aunque hay quienes últimamente la están considerando como la mejor de toda su filmografía, insólitamente) y donde demuestra que Chaplin no es el pensador solvente que le hicieron creer que era. El director actúa un rey, así que minga de vagabundo. 

La otra fue "La condesa de Hong Kong", que creó muchas expectativas por reunir a dos estrellas del momento (Marlon Brando y Sophia Loren), pero que fue un fracaso artístico doloroso para el autor. No tiene la menor gracia, además de que está fuera de época: toda la trama gira en que sería escandaloso que vieran a una mujer en el camarote de un diplomático casado, pero el cine (y el humor) ya apuntaba, para mal o para bien, en otros sentidos en 1966. Es su única película en color y Chaplin apenas aparece en un cameo, con su pelo blanco y sin bigotes, al igual que en su film anterior.       

 

Y.E.T.P.A.P.

MAGGIE SMITH (89) - ¿Quién? -dicen algunos millenials- más respeto que tiene (o tenía) 2 Oscars®, en su mesita de luz. El primero fue en 1969 por "La primavera de una solterona", donde hacía de una profesora bastante facha y que se creía que seguía siendo una purreta (la Maggie tenía 35 en ese momento, pero los 35 de hace 55 años no son los de ahora) y el segundo, como actriz de reparto, fue en 1978 por "California suite", donde hace de alcohólica casada con el homosexual Michael Caine, un film sobre Neil Simon, donde todos los capítulos son con parejas de intérpretes interactuando entre ellos. No vi ninguna de ambas películas, así que no opinaré sobre ellas, como hacen otros críticos. Eso sí, Margaret Nathalie Smith tuvo 4 nominaciones más, la última por "Gosford Park", se casó dos veces, superó dos cánceres y la Reina la nombró "Dame", el equivalente femenino a Sir. No estuvo tan mal, aunque no haya sido una superestrella.


    

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SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS (XI)

Oscar Magurno Souto fue una persona que veía a la vida en blanco y negro. Si hubiera nacido 50 años después, sería un entusiasta de Faceboox o de X. Ingresado en el Partido Colorado, era burdamente anticomunista, hasta el punto de que en su época de candidato a Intendente de Montevideo, llegó a decir -totalmente en serio- que mientras existió la URSS, él nunca comió ensalada rusa. Fue en el programa de Puglia (cuando todavía no era tan Puglia como ahora) pero éste, en vez de decirle "no seas tarado", gritó (como siempre):  -No sé para qué le dicen rusa, si es francesa. Lo cual no es cierto, según Wikipedo, pero no importa.

No sólo era así en lo político: una vez estaba en una fiesta en la que la nieta de un directivo cumplía 15 o se casaba (o ambas cosas) cuando el DJ puso primero una canción de Peñarol. Todos sabemos que en esos casos, siempre se hace eso para que los hinchas manyas aplaudan, los bolsos chiflen y luego -repito, SIEMPRE, ponen una canción de Nacional para que los manyas chiflen y los bolsos aplaudan. Pero no. El señor se fue a las puteadas, ruidosamente, delante de todos los macanudos de la Española y similares.

Llegué a conocer a varios funcionarios de la época en que él entró a la mutualista, famosamente con apenas 13 años. A diferencia de sus actuales sucesores, comenzó bien de abajo como portero y sólo luego de varios años pasó a empleado administrativo. Se dijo siempre que era el más alcahuete de los funcionarios -en eso se basaría su tan mentada "viveza" para llegar a donde llegó- que si llovía salía con un paraguas a cubrir a los jefes y que siempre estaba dispuesto a hacer un favor a quien tuviera algún cargo.

Hay que tener en cuenta que en los 50 la Asociación Española era algo muy diferente en tamaño a lo que es hoy, de la misma forma que hay muchísimos cambios en lo que era una mutualista en ese momento y ahora. Son cambios de la misma magnitud que los que hay en la sociedad uruguaya. Era una empresa mucho más "familiar", donde todos se conocían y donde la gente solía trabajar toda su vida activa en un mismo lugar. No todo era idílico, por supuesto, como no lo es nunca en la vida real. Solían tratar como el ojete al paciente y los médicos se creían semidioses. Más que ahora.


El edificio principal en Bulevar Artigas en realidad se llama "Enrique Cabal". Éste fue el hombre fuerte de la Española hasta su muerte en 1976 y quien formó a quien terminaría nombrando como Jefe de Farmacia, para que sea su sucesor. Sin Cabal no hubiera habido Magurno. 

Nombrado Sub Gerente General, se dedicó a hacer lo que su supuesto superior, el Gerente Hércules Mazzucchelli odiaba con toda su alma: controlar y manejar al personal, hablar (y presionar) a los proveedores y hacer relaciones públicas. Mazzucchelli -ex gerente de no se qué banco (*)- sólo era feliz manejando cifras y encargándose de la contabilidad y de los temas legales. O sea, de todo lo que no había podido aprender su socio en la Universidad de la Calle.

Cuando finalmente se jubiló el Gerente, Magurno pasó a tener ese puesto y de ahí a cumplir 80 años y enfermarse, nunca pensó en alguien que lo reemplazara porque ninguno de nosotros es eterno, aunque capaz que él sí pensó que lo era.

¿Por qué llegó a tener tanto poder en la sociedad uruguaya y tanta fama? Intentaré contestarlo en la próxima columna, aunque dudo que lo consiga. Cuando se enfermó y le sacaron el mango de la sartén, un par de directivos, cada uno por su lado, me dijeron que por suerte se había ido, que con él nos íbamos a la ruina. Pero, un poco por no animarme y otro poco por no tener ganas, no les llegué a decir que ahora cacareaban pero ninguno de ellos era capaz de retrucarle ni discutirle nada al tipo mientras estuvo al mando. Yo mismo recuerdo ver a un Médico Jefe tener que firmarme un par de papeles rutinarios, asustadísimo  porque estaba por comenzar la reunión del Consejo Directivo y Maguno aún no había llegado y nadie se atrevía a no estar cuando la reunión comenzaba. O sea, cuando al Oscar se le antojaba entrar.

(*) ¿Renunció a la gerencia de un banco para agarrar una mutualista? Mmmmmm.

    

Comentarios

  1. Iba leyendo atentamente hasta que apareció un elemento disruptivo. Despues me costó encontrar el hilo. Y el de la columna, también.

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  2. La última película donde aparece Maggie Smith que ví es cuando hace de una señora que vive en una furgoneta. Aparece tambien Claire Foy, conocida por su papel en The Crown

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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