Siempre se lo que decir y nunca pude

 ¡Recién entraste loco tenés que estar atento, bo!


Esas fueron mis últimas palabras a Juan Izquierdo como hincha de Nacional en el minuto 2 del segundo tiempo por el partido de Copa Libertadores vs San Pablo en Brasil.

¿Por qué hago mención a esto de arranque? Por lo ya sabido: lo que le sucedió en el trayecto del partido y también en estos días.

Pero no voy a hacer énfasis en su vida por respeto a él y su familia, que es la que está sufriendo más con esta tragedia.

Hoy quiero traer como herramienta, disparador o inicio de un intercambio donde compartamos aquello que te gustaría haberle dicho a esa persona que no viste más o si pudieras cambiar las últimas palabras u oración que le dijiste a un ser amado que ya no está, a un amigo o solamente a esa persona que sin tener un vínculo afectuoso, te hubiera gustado tener un intercambio amable en una charla.

Si bien uno con el pasar del tiempo, al ponerse a pensar y recordando ese último intercambio, se dice "Pah, tenía que haber dicho esto o preguntarle aquello".

Yo contaré lo que me hubiera gustado decirle a mis abuelos.


A la Maruja me hubiera gustado preguntarle cuál era su secreto para hacer esas ricas milanesas de carne picada o la manera de cocinar papas y boniatos al horno (que le quedaban muy bien).

A Laura, fanática de Nacional, le preguntaría cómo era que tenía ese cariño sin igual para sus nietos o si estaba orgullosa de su hija (o sea, mi mami).

Alberto (alias El Rengo) era de llevarme a mi casa los fines de semana pero antes pasábamos por el hipódromo de Maroñas donde él apostaba a algunas carreras y me preguntaba siempre cuál era para mi favorito, y yo respondía. Recuerdo que un día salió primero el que yo había dicho y el salió de tiro a cobrar con una velocidad impresionante con su muleta a cuestas jajajaja. Ahora lo que me hubiera gustado haberle dicho es "mirá que me acuerdo aquel día de la carrera de caballos, se ve que ganaste platales y ni un peso me diste, eh, solo me compraste un pastel de dulce de membrillo"(igual eran mis favoritos).

Aquí les dejé mis ejemplos.

El intercambio que propongo abraza todas las áreas: sentimentales, amorosas, graciosas y crudas.

Espero que les guste la propuesta y los leo.

Comentarios

  1. Me hubiera gustado hablar más con mi abuelo paterno, más que nada para conocer más de su vida en la España, la Guerra Civil y demás. Aunque cambiaría eso por haber podido conocer a mi abuelo materno, que murió antes de que yo naciera, y con el que seguramente hubiera coincidido mucho más. Ya que era zurdo, serio y romántico.

    ResponderBorrar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  3. Mi suegro (con quién tenía un vínculo de mucho amor y confianza) en sus últimos días consciente cuando nos quedamos solos me dijo: Estoy en el horno, ya no saben qué hacer conmigo. No pude decirle la verdad. Le di para adelante y le dije: vos recupera fuerzas etc.
    Hoy digo puta madre yo lo conocía y estoy segura que esa frase fue su intento de despedirse sinceramente y yo me cagué. No puede afrontarlo. Hoy me arrepiento, me hubiese encantado haber tenido esa conversación con él.

    ResponderBorrar
  4. En menos de 6 meses perdí a mi vieja y a mi cuñado que era como un hermano. A mi vieja le pediría perdón por todas las macanas que me mandé. Y a mi cuñado pedirle el pique para cocinar el cordero a las brazas. Los extraño mucho a ambos.

    ResponderBorrar
  5. A mis abuelas. Les preguntaría por su vida. Por su pasado. Qué tan poco sabían de quiénes fuimos y cómo llegamos a este rincón del mundo. A mis abuelos no tuve la oportunidad, pero les diría "hola, soy tu nieto".

    ResponderBorrar
  6. Me niego a imaginar o contestar la pregunta :)
    Es lunes de mañana y estoy por arrancar a trabajar.
    No voy a aparecer con la perita temblando, como un blandito con sentimientos :)

    ResponderBorrar
  7. Como casi todos, con los abuelos, tanto el amoroso, calmo y religioso Molina como con cortante, cara de pocos amigos y medio sorete Félix Gómez (lo que se hereda no se roba). Capaz el recuerdo, la nostalgia y la imaginación maquilla o desdibuja el pasado, pero ta, diría poco e intentaría al menos escucharlos más.

    ResponderBorrar
  8. Nunca pude hablar con papá de sus tiempos de cárcel y militancia política. Jamás me animé a preguntar, a abrir la charla. Pude armar algo del puzzle con las cartas que su papá conservó, destinadas a mi hermano mayor, y ciertos archivos de los milicos de su pasaje por el Penal. De esto último cosas pintorescas como que lo sancionaban por no afeitarse bien o por tener la celda desordenada, lo cual mantuvo siempre. Pero de lo sórdido, del miedo, del coraje, nunca pudimos hablar...

    ResponderBorrar
  9. Me hubiera gustado preguntarle a mi abuela si yo, cuando tenía 4 años, era igual que mi hijo así de bandido, y cómo era mi padre con la misma edad. Mientras escribo esto, mi hijo anda jugando moviendo una silla de acá para allá y subiéndose a la misma. mientras agita uno de los juegos de llaves que manoteó de arriba de la mesa.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Antes de publicar, piense si su mensaje puede llegar a herir a alguien. Gracias.