Antes de entrar de lleno en el cuerpo del artículo, quisiera hacer un par de comentarios. El primero es sobre el título: lo presento como "Laicidad y Política", pero para quien escribe, la laicidad es un proyecto político en un sentido amplio. En un diagrama de Venn, la laicidad estaría dentro de la política y no por fuera de ella, ya que la laicidad está atravesada por una visión del mundo que origina ciertas prácticas sociales, que buscan poner orden sobre determinado aspecto (en este caso, la educación), con un fin muy específico, que en nuestro caso (como en todo Occidente, pero cada espacio transitó este proceso con matices) fue apartar todo lo religioso de la vida civil a partir del siglo XIX. Por supuesto que la escuela fue el campo donde esa práctica originó las tensiones que decantaron en la secularización de la vida ciudadana en el Uruguay del siglo XX. Lo "político" viene también por cómo se posicionan los partidos detrás de este tema. Esto lo voy a desarrollar más adelante.
El otro comentario viene por el lado de que mi trabajo buscó no tomar partido ni por los docentes ni estudiantes agremiados, ni por el gobierno. Solo se trata de explicar un poco de dónde vienen algunas posturas "conservadoras" en lo referente a lo educativo.
Habiendo establecido estos comentarios, sí me voy a referir a la hostilidad de algunos actores de la coalición de gobierno contra cierta parte del colectivo docente y también contra estudiantes de algunos centros de enseñanza. El trabajo que presenté se propuso describir cómo, desde la conducción de la enseñanza por parte del gobierno instalado en marzo de 2020, se utiliza una interpretación del concepto de “laicidad” como una manera de establecer prácticas políticas basadas en miradas restrictivas que afectan a otros conceptos como la “libertad” y el pleno ejercicio de los derechos humanos como ser el derecho a agremiarse.
Se entiende que detrás de estas prácticas hay una concepción de las autoridades de lo que debe ser la educación, quienes plantean un nuevo enfoque sobre la gobernanza de la misma y el grado de participación de los diferentes actores a la hora de establecer directivas y criterios administrativos. Un enfoque sobre el cual los docentes en general y los de enseñanza secundaria en particular han planteado discrepancias, lo que ha generado la reacción de algunos componentes del gobierno, llegando en unos casos hasta la intervención judicial para con los docentes
En este trabajo, se buscará establecer de qué manera el discurso sobre la laicidad ha sido utilizado en el período de gobierno que comenzó, como ya dije, en 2020 como una forma de establecer un relato que unificara, bajo un enfoque conservador, la nueva gobernanza del sistema educativo.
El origen de la laicidad en Uruguay.
Creo que es importante hacer un breve resumen de cómo la laicidad se estableció como una tradición fuerte en el Uruguay. Cuándo no, la reforma vareliana jugó un rol fundamental, ya que gracias a ello, todos quienes pasamos por el sistema educativo llevamos la marca de la “laicidad”. Es por eso que tenemos una cierta idea de sus alcances e implicancias, así como una percepción “positiva” de ella en cuanto su intención de preservarnos de toda influencia ideológica, proselitista y religiosa en nuestra formación escolar (al margen de que los contenidos escolares sí están atravesados por influencias que se originan en la producción material de la sociedad, así como de la ideología hegemónica que la sostiene y la legitima,. Lejos está su neutralidad).
Fue parte del proyecto de país que se instaló hace ya ciento cincuenta años y que buscó prepararnos como ciudadanos para la vida adulta, siendo uno de los pilares de nuestro “sentimiento democrático”. La consideramos una de nuestras marcas más importantes, que constituye ese sentimiento de “excepcionalidad” que forma parte de esa construcción de la identidad uruguaya, en la cual en su momento buscamos diferenciarnos de nuestros vecinos, conjuntamente con el carácter aconfesional de nuestro estado consagrado hace más de cien años en la Constitución, y en estrecha relación uno con otro. (¿Cuántas veces camiseteamos a los argentinos con la separación de la Iglesia del Estado?)
“Laica, gratuita y obligatoria”, una frase que tenemos muy incorporada. Antonio Romano, que entre otras cosas fue profesor mío en la Facultad de Humanidades, en un trabajo que publicó en 2022 la denomina “trinidad”, una especie de "isomorfismo sacro" (el parecido, digamos), dada la impronta que llegaron a tener estos conceptos, así representados en el imaginario uruguayo, que habilitó el cambio hacia una “religión civil” , según dijo Gianni Bismarck Guigou en un trabajo publicado en 2009. (No, mentira. Nicolás Guigou, Doctor en Antropología e investigador).
Supone entonces una elaboración histórica, producto de una realidad determinada que tiene origen en la segunda mitad del siglo XIX, en el auge de lo que en la historiografía se conoce como “época moderna”. Pues ya en el país existían las condiciones críticas necesarias para dejar paulatinamente de lado la influencia del clero sobre la vida civil. Como dice el gran José Pedro Barrán en su icónico trabajo "Historia de la Sensibilidad", página 284 de una edición de 2008:
“El primado de la escuela sobre la capilla también se basó en la debilidad numérica, instituciones y teológica de esa Iglesia Católica.”.
Básicamente, no había tanta gente dentro de la Iglesia para oponerle la suficiente fuerza a las fuerzas cívicas del período. Y es entonces que con el proyecto de sistema educativo de José Pedro Varela, y gracias también al gobierno "dialoguista" de la Asociación Rural del Uruguay del Coronel Lorenzo Latorre, que la laicidad se convierte en política de estado. Para darle sustento conceptual y formato a su proyecto, Varela viaja al exterior, y al volver al Uruguay ya tenía una idea acerca de cómo debe conformarse un sistema educativo “moderno”, tomando una ya incipiente organización escolar "nacional" (que ya de por sí es otra construcción compleja) dándole forma en el sentido de que ella reproduzca una idea determinada de “hombre” y de “sociedad”, dejando de lado la "barbarie". Mismo proceso que pasó en la Argentina con Sarmiento: este persiguió hasta la muerte a los gauchos, Varela los educó. Misma violencia, distinto nivel.
El proceso de laicidad que se inició en esta época tenía que ver con la conformación de un estado "democrático", según como se lo entendía en la época, que delegaba a la religión a una práctica privada, sacándola de los asuntos públicos. Dice Guigou al respecto que
"La privatización de lo religioso en Uruguay – parte, como señalábamos, de los efectos de un radical proceso de secularización y laicización ocurrido desde mediados y finales del siglo XIX hasta aproximadamente la década de los ‘30 del siglo XX, y la elaboración de una religión civil “jacobina”, sustitutoria y homogeneizadora, matrizó sin duda la conformación de la nación en cuestión." (s/d, p. 3),
El trabajo de minimizar la influencia de la iglesia, a la vez de construir una sociedad asentada en las grandes visiones modernas de orden laico y hasta anticlerical, terminó de consagrarse con la separación formal de la iglesia y el estado en la Constitución de 1918. Es un proceso donde la impronta que le dio la reforma vareliana a la educación tuvo un aporte decisivo, al margen de lo que significó la tarea de los cuadros civiles, que tanto desde la Universidad como desde el Ateneo de Montevideo (que entre otros fundadores tuvo a José Pedro Varela) y otros espacios intelectuales que también tuvieron su incidencia.
En la próxima entrega, vamos a entrar en cómo se manejó el tema de la "laicidad" en el Uruguay contemporáneo. Hasta entonces.
Barrán, J.P. (2008) La Historia de la Sensibilidad en el Uruguay, Banda Oriental.
Guigou, N., (s/d) Laicidad en el Uruguay: mitos y transformaciones de la religión civil uruguaya [Archivo PDF]
Romano, A. (2022) Un nuevo pacto laico, a la uruguaya, en Martinis, P, ¿Se terminó el recreo?, (pp. 195-215), Sujetos..
Confieso que el "Gianni Bismarck" me habia dejado perplejo :)
ResponderBorrarUn ejemplo que no debe replicarse: un jugador de fobal que agarra un libro
BorrarAgradezco mucho está ilustración sobre el tema. Si bien soy docente nunca he profundizado en él y me viene muy bien para poder entender con más argumentos el malestar que me provocan ciertas lecturas sobre lo que ocurre en nuestros lugares de trabajo. Salute!
ResponderBorrarAgradezco tu interés. Espero que estas notas puedan aportarte algo. Y si tenés una opinión o aporte, será bienvenido. Gracias por leer!
ResponderBorrarMuyt interesante introducciòn a un tema fundamental para entendernos y mas en funciòn de la problematrica actuyal que ponès de manifiesto.
ResponderBorrarEs que el trabajo que originó estas columnas apuntan a eso, tratar de explicar de qué se agarran Schipani y asociados para salir a perseguir docentes. En la 2da y en la 3ra ( última) lo voy a exponer. Gracias por leer
BorrarMe hizo acordar al "laica o libre", consigna de la iglesia católica argentina para que no hubiera educación no religiosa.
ResponderBorrarTambién estuvo hace poco en el tapete la educación de los menonitas en Florida, que no mandan a sus gurises a la escuela sino que los educan ellos. Todo un tema y la misma tensión de siempre entre el Estado y la libertad individual. Gracias por leer
ResponderBorrarFalsa y simplona oposición, si me preguntan a mí. Está muy de moda gracias a los libertarados. La discusión es mucho más compleja. Pero esa es solo una opinión
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