África mía

 

Primer Viaje

Mi etapa de “vida normal” se terminó en mi columna pasada si la leyeron, en el año 2002, en plena crisis y echado con roja directa. una belleza.
En ésta  de hoy 
(y la columna también) voy a dar un salto atrás, y salpicar con un cuento de uno de esos viajes que hacía en solitario en "vida normal" mientras tenía un laburo seguro en Uruguay, más adelante seguro retomaré lo que pasó después de México.

En 1990 mi primer hijo Mateo apenas tenía 9 meses y yo unos 27 años, yo en la empresa estaba impaciente porque veía que compañeros míos hacían viajes a Brasil a cada rato por cursos y a mí nunca me tocaba,  pero bueno, ¿Qué reclamar? Estaba aprendiendo mucho en el día a día y me gustaba el laburo, la empresa ganaba contratos por todas partes del mundo, era una época buena y faltaban técnicos.
Un día cualquiera, de la nada, me dicen que fuera a hablar a la gerencia que tenían una propuesta para mí y otro técnico de mi misma sección, Enrique.
La sorpresa fue mayúscula cuando nos dicen: "Necesitan técnicos en transmisión digital en Nigeria, es por 3 meses, ¿se animan?" Enrique dijo que sí, él hablaba bastante inglés, yo de ingés sólo sabía eso de “the pencil is on the table” de 5to de liceo y UTU que por cierto ya había quedado muy lejos.
-Pero ¿Y el trabajo? Pregunté.
-Es lo mismo que hacen acá, probar equipos de transmisión pero en vez de en centrales telefónicas,  en plataformas de petróleo.

-Ah tá... agregué, entonces voy..  ¿Que iba a decir?  negarte a un viaje era "no ponerse la camiseta"
Deberían irse en 20 días nos dice el jefe, pero no se preocupen, les pagamos 15 días de inglés con una profesora de conversación acá antes de irse mientras se dan todas las vacunas y compran las pastillas de cólera y malaria. (ahí pensé.. pah ¿en que mierda me metí?)

Los cursos fueron unas charlas tipo “ Yo querer pizza” y cosas así con una profesora que no sabía ni por donde empezar, nos cagaron a vacunas en el hospital militar, y nos dieron tres frascos de pastillas para tomar todos los días.
Y arrancamos, justo el día después que el Teo se largó a caminar a los 9 meses! se apuró para que no me lo perdiera, crack desde ciquito!.

La primera semana del viaje transcurriría en Brasilia, donde había una embajada de Nigeria para tramitar nuestra visa. Después de tenernos en vilo la semana entera, el embajador Nigeriano que era una especie de Rey de Zamunda, o el otro personaje de Eddie Murphy en "De mendigo a millonario", con túnica multicolor y gorrito cilíndrico) sepultado en un ecritorio abarrotado de productos electrónicos de última generación de la época, auriculares, walkmans, grabadores de audio, videocasseteras y TVs era como un niño ostentando juguetes, al final nos otorgó la visa en la embajada después que nos hizo ir cada día por gusto para dárnosla el último día a última hora, te mostraba una arrogancia y un desprecio que había que hacer fuerza para aguantarse de soltar la frase cásica para éstos casos. El vuelo a Lagos salía al día siguiente.

Así que bwanas necesitan visa de Naiyiria ¿ehh? vengan mañana...

De Brasilia fuimos hasta Río de Janeiro, desde donde saldría el vuelo de VARIG (acá me la jugué y tiré la cédula al medio de la mesa) a Lagos como a las 8 de la noche.
Eran las 11 y media y el vuelo no salía, Era 1990 y no había celulares ni whatssap ni nada, y mi familia no sabía nada, y aunque en aquel tiempo “no era normal avisar”,  no estábamos hiperconectados y mandando mensajitos cada 46 segundos, Así que dejé por esa, el vuelo no salió por “Motivos políticos” nos decían. Al final nos mandaron a todos a un hotel en Copacabana como a medianoche a esperar el vuelo del día siguiente. Pedir llamadas internacionales al hotel NI HABLAR! costaban una fortuna, todo estará bien pensé.

Después me enteré que Mariella vio en los en los informativos (de pedo) "Insurrección y golpe de estado en Nigeria", con imágenes bastante jodidas. Llama a la secretaria de la empresa al otro día  y la dejó más tranquila, le dijo: “El vuelo a Nigeria salió pero que no sabemos donde está, pero tranquila, que seguro lo desviaron a algún otro lado de África". Aquella quedó tranquilasa, al final llamé desde el hotel de copacabana de noche y le dije que no salimos, que nos íbamos ésa noche.


Ibamos de incógnito, pero creo que en el avión
todos se daban cuenta quiénes eran los extranjeros 

Llegamos a Lagos

La llegada a Lagos fue normal, con un par de valijas cada uno, arribamos al aeropuerto Murtala Mohammed, Un aeropuerto bastante moderno, construído en la época dorada  de las empresas británicas y estadounidenses del petróleo, que ya en manos Nigerianas hace años estaba venido a menos, el caos era total y dejaré a vuestra imaginación el calor y los aromas nuevos y exóticos de Africa. No fue difícil encontrar al que nos iba a buscar, era el único blanco del enorme hall de llegadas,  un pelado caucásico de ojos azules con un cartelito que rezaba "MIGUEL AND ENRIQUE junto al logo de la empresa" Era un ingeniero de la empresa holandés con un chofer nigeriano que nos esperaba, había cientos de maleteros que intentaban sacarte las maletas de pesado.
Yo tenía mi plata y pasaporte en un sobre en el bolsillo interior del saco y separadito un poco de cambio suelto de billetes de un dólar bien a mano en el otro bolsillo interior, reservados para la ceremonia del mangaso.
Uno se siente extraño, obviamente toda la gente era de raza negra y nosotros nos sentíamos amenazados por la vulnerabilidad de ser centro de atención entre una multitud, ser EL DISTINTO y te ven de una cuadra. Aclaro que después supe que mucha gente en Nigeria JAMAS había visto una persona blanca en su vida, principalmente a niños y jóvenes uno llama la atención y sentís las miradas en la nuca.

Mis valijas desaparecieron en un santiamén sin darme cuenta y veo un moreno que las arrastraba afuera y me gritaba algo en un lenguaje que no entendía, pero no era inglés, el holandés me dice “Está todo bien, va al auto,  tranquilo”. Todo era calor insoportable, cansancio, sudor, olor, gritos y caos.
Cuando salen las valijas de Enrique, lo propio, unas manos rapidísimas las manotean y salen para afuera.
Suben las valijas al volvo con matrícula sueca, y yo antes de entrar, ante las palmas luminosas extendidas en la ventanilla, manoteo un dólar disimuladamente del bolsillo interior lo saco y se lo doy medio de canuto a uno de ellos bah, a una de esas manos, uno de los morenos agradece y desaparecen todos.  Fiúu.. ya está pensé.

El holandés, nunca supe su nombre

Había soldados armados por todas partes por la insurrección del día anterior, y los extranjeros no eran bien vistos por el ejército. La salida del aeropuerto estaba atestada de autos maltrechos (nuevos pero maltrechos) y otros muy lujosos que jamás había visto Rolls Royces y Bentleys, después me di cuenta que reflejaba a la misma sociedad nigeriana,
Lujo de un lado, miseria en el otro, en el medio casi nada. Los maleteros con los carritos por todos lados gritaban en su dialecto (yoruba es el idioma) entre ellos, gesticulaban y se había armado un grupo como de 50 delante del auto y no podíamos avanzar.
Las discusiones subían de tono y por supuesto nadie entendía nada que pasaba, ni el chofer local, ni el holandés y nosotros menos.
Había corridas adentro del aeropuerto, salían grupos de 10 maleteros por una puerta, discutían y  volvían a entrar,  un par de veces señalaron nuestro auto.Yo ya cortaba varillas de ocho a esa altura y lo único que me tranquilizaba era que al Holandés miraba todo aquello y no parecía sorprenderle mucho.

En el asiento de atrás el holandés me pregunta algo:
-Migüel, (asú con U lo pronunciaba) ¿cuánto le diste al chico?
-Un dólar
-Noooo!!!!  Me dice en su inglés raro...
Do you know how much is a dollar here? It’s a lot of money for them!
- Enrique.. ¿que dice el holandés?
-Si sabés cuanto es un dólar acá!, Que es mucha plata para ellos me dice.
-Uy le digo ¿y por eso es todo este revuelo?
-Claro! - me dice, se están repartiendo el dólar, dice que cuando se pongan de acuerdo nos vamos.
Al final salimos, llegamos al edificio de la oficina de la empresa en el barrio rico de Ikoyi, La casa, por tener un logo extranjero había sido acribillada a balazos, más que nada el cartel y alguna ventana, pero me decían que ya estaba todo bajo control, agarraron a los 30 insurgentes y los fusilaron me explica el holandés. Ah tá... que bueno, me dejás más tranqui holandés !!

Hospedados en la oficina central por un par de noches, el sueco mandamás nos daba consejos mientras nos ofrecía un desayuno en bata de baño. El capo sueco vivía con una opulencia exagerada y rodeado de sirvientes en la misma mansión que hacía de oficina en la planta baja.
- Mañana los llevamos a donde van a trabajar, Warri,  un pueblo a 400 km de Lagos.
Las recomendaciones son pocas:
1)Tomen agua sólo de botella, tomen sus pastillas del cólera todos los días
2)Apenas lleguen a su casa del campamento en Warri (complejo cerrado de casitas dúplex en realidad) guardan pasaporte y plata que tengan en dólares en la caja de seguridad de la empresa y se manejan con el viático de acá en Nairas (Moneda de Nigeria). 
3) No hablen con nadie en la calle por ustedes mismos, Ustedes no van a manejar, tienen un auto con chofer (Alfred)
¹ para los dos para lo que sea. Dejen hablar siempre al chofer, ustedes en lo posible manténganse callados en el asiento de atrás.


Taxi de Warri, Nigeria 1990
Así lo hicimos, seguí cada regla y el tiempo transcurrió entre suecos y nigerianos de manera mas o menos normal, como ir a trabajar en lancha cada día por casi una hora, y atravesar caminos que parecían del Camel Trophy, o que los choferes pararan y se bajaran con escopetas a cazar un mono, o celebrar el triunfo del vecino Camerún ante Argentina en el primer partido del mundial (festejabas o festejabas) y otras mil anécdotas, me sentía un personaje de un episodio de la National Geographic todos los días.

Los choferes: A la derecha de la foto, Alfred.
Si ya sé, no se ve nada, es lo que había, una Zenith a rollo 35mm
era 1990 ¿tá?


Mi día a día, viaje al trabajo
Para ir cerrando este cuento, les digo que el día que me fui del campamento, retiré mi pasaporte y la plata que dejé en la oficina y me faltaba un billete de 100 dólares, y me sobraba uno de un dólar.
Primero pensé: los suecos me cagaron, después pensé: no, no puede ser, me rompí la cabeza pensando... y sí, al final caí, el maletero!! pensé.  CON RAZÓN PARALIZAMOS EL AEROPUERTO POR CASI MEDIA HORA.
No se lo dije nunca a Enrique por miedo al “pero que pelotudo!” ¿Saben lo que eran 100 dólares en 1990?

Tenía miedo que me reconocieran al irnos, pero no, pasé como un blanco raro más tranquilo. Todavía imagino que vuelvo al Murtala Mohammed de Lagos y los maleteros erigieron una estatua en homenaje a “Bwana Migüel” caudillo de la revolución de los maleteros de 1990 y me reciban con la alfombra roja.
Por lo menos aprendí mucho inglés con acento nigeriano, que me dura hasta el día de hoy, y llegué un día antes del primer cumple del Teo, redondito!

P.D. AL hacer la liquidación de viaje, a la vuelta casi cuatro meses despues con  viáticos, deducciones, gastos etc. me quedé helado: el sueco sorete mandamás, nos había descontado el desayuno que nos dio en su casa el primer día!

¹Alfred tendrá su propia columna cuando la columna pase por Nigeria de nuevo.





Comentarios

  1. Para alguien que se estresa mucho al viajar y lo mas lejos que llego es Asuncion del Paraguay, el relato ya me dejo dado vuelta :)
    Gracias Migüel :)
    Espero la próxima

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  2. Jajaja excelente!! Las anécdotas de viaje por el mundo en esa época son tremendas, xq para empezar no tiene nada q ver a lo q es ahora, en gran parte gracias a las comunicaciones. Espero esa columna de Alfred

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    Respuestas
    1. Enrique y yo eramos fumadores, y fumabamos en el avion de VARIG!!! Toy viejo...

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  3. Volvieron las propinas, dijo el ministro Heber nigeriano.

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