Tomátelo con calma

Me ha tocado recorrer la patria participando de degustaciones de vinos. Pueden ser catas solidarias, organizadas por los Leones o el Rotary, en distintas ciudades del interior, o salones del vino, más pomposos, en otros puntos como Punta del Este, Montevideo o Rivera

Eventos en los que se puede pagar una entrada $800 o $ 4.000, en los que hay un fin benéfico, o simplemente, negocio. Podés ir a compartir un rato con amigos y ayudar a los necesitados o, simplemente, darte el gusto de tomar varios vinos de alta gama y disfrutar una noche divertida.

Sea por las razones que sea, hay algunos comportamientos que se repiten en todos, no importa el valor de la entrada. Cada uno disfruta a su manera, ya saben que esta columna no está para censurar a nadie, pero algunos tips ayudarían a tener una experiencia, si se quiere, más completa.

Supongamos que llegaste en hora, en el momento que abren las puertas, y entrás en avalancha al salón. Antes de entrar, te van a dar una copa con algún grabado alusivo al evento. Al retirarte, te la llevás de souvenir, va con la entrada.

Es lógico que comiences por comer algo, hay que “hacer piso”. Podés ir directamente a la picada, por lo general se arranca con mesas de fiambres, o servirte algo y después arrancar para la mesa.

Puede ser que el stand que tengas más cerca coincida con tus gustos, que tenga algún vino de los que te gustan, arrancá por ahí. En caso contrario, dejate sorprender por algo que nunca probaste. Para eso tenés a los representantes de las bodegas que te van a asesorar.

Con algo en el buche y alguna cosita para tomar, es el momento de empezar a estudiar la oferta. Date una vueltita y andá mirando qué ofrecen hoy.

Al comienzo, mantenete dentro de la línea de vinos jóvenes, blancos, rosados o tintos livianos, tipo Pinot Noir, no te desesperes por probar los alta gama. Lo ideal es ir subiendo en intensidad a medida que avanza la noche.

Para mí, lo más divertido es ir buscando cosas nuevas, vinos que no has probado y que quizás no comprarías, para ver qué pasa.

Quizás haya añadas nuevas de vinos que tomás y te gustan. Si no probaste la nueva añada, ese es el momento.

Dependiendo la oferta de la que dispongas, está la posibilidad de que esté ese vino no podés pagar y que nunca pudiste probar. Ese es el que hay que aprovechar, entrale con ganas, reservate para ese, sin vergüenza.

A mitad del evento, quizás un poquito más, aparece algún plato caliente. En la mayoría de los salones chicos, el risotto de hongos es el rey. En los más refinados, la oferta puede ser más amplia. Ya es hora de estar tomando vinos con más cuerpo, seguramente ya estés en eso, aunque todo depende de cómo hayas decidido recorrer tu camino

Dejamos para el final los postres. Si andás para el chocolate, es probable que seguir con vino tinto sea lo más adecuado, es una muy buena combinación.

Si te gustan los postres más frutales, lo ideal es buscar algún blanco dulce o, quizás, algún espumoso. En mi caso, depende de cómo haya sido la noche: si ya vengo con bastante alcohol en sangre, difícil que opte por meter burbujas al estómago. Van a acelerar la llegada de los vapores alcohólicos al cerebro, y la salida puede ser complicada.

Esto es, más o menos, una noche tranqui para un entusiasta del vino promedio. Para la próxima entrega les voy a contar cómo la vemos los que estamos del otro lado del mostrador

Como siempre, bebiendo con responsabilidad, SALÚ.

Comentarios

  1. ¿Recomendas ir mechando agüita? ¿Se estila?

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  2. Gracias Sinca!!
    Nunca fui a esas catas, y en caso que lo hiciera casi seguro que saldría piripipi.
    Es muy extraño eso, o es habitual, terminar medio medio? :)

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    Respuestas
    1. Es lógico. Hasta medio medio te diría que es obligatorio. Algunos se van al carajo

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  3. Saber todos estos consejos a los 60 y pico!... cuanto papelon podría haberme evitado

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