¿Marxista Paramountista o Marxista Metrogoldwinista?

Eran nacidos en New York pero originarios de Alemania, como el viejo Karl, con quien no tenían parentesco que se sepa. Se llamaban -por orden de nacimiento- Leonard, Adolph, Julius, Milton y Herbert, éste último bastante menor a los otros, pero se apodaron, respectivamente: Chico, Harpo, Groucho, Gummo y Zeppo.

Alguna tía que era cantante en serio fue incorporando progresivamente a los cuatro hermanos mayores dentro del llamado vodevil, un espectáculo popular y en vivo, que incorporaba música, baile o humor y que me parece que el concurso carnavalero montevideano es lo más parecido que conservamos por acá. La leyenda más oficial -que levanta Wikipedo- afirma que una noche llegaron a la ciudad texana de Nacogdoches y el joven Groucho -20 añitos más o menos- comenzó a improvisar chistes rimando el curioso nombre de la localidad con "cockroaches" (cucarachas) y consiguiendo las carcajadas del público. Era eso o que los cagaran a balazos ahí mismo.

La realidad debe haber sido más progresiva y es lógico que los jovencitos se hayan ido aburriendo de las canciones de la tía, hasta dedicarse al humor. Tenían también un tío relativamente famoso como cómico, Al Shean, que colaboró con los primeros libretos y con el diseño de los personajes: Groucho usaba lentes y un bigote pintado y se trabajaba un aristócrata -naturalmente, era un desastre- que hablaba sin parar; Harpo se ponía una peluca pelirroja, era mudo -el personaje, no el actor- y era como un niño inmaduro capaz de cualquier disparate, aunque bastante libidinoso y que podía sacar cualquier objeto desde dentro de su abrigo. Entre medio de ellos, Chico hablaba con acento italiano y era el secundario perfecto para equilibrar ambos extremos. 

Una noche en la ópera

 
En esa época, Gummo partió a pelear en la 1ª Guerra Mundial y su lugar lo tomó el benjamín Zeppo, quien nunca consiguió modelar un personaje acorde al disparate habitual de los hermanos y, cuando 12 años después, apareció en el cine "marxista", solamente era un galancito con un papel serio que, sorpresivamente se unía a bailar y cantar con los otros tres sin que tuviera mucha relación con ellos. Gummo no volvería a la actuación por decisión propia, pero mucho después demostraría ser mejor administrador de sus carreras que sus propios hermanos cómicos.

Luego de transformarse con los años en grandes estrellas del vodevil, con espectáculos con un alto porcentaje de improvisación, decidieron dar el salto al cine en 1929 -ya en el sonoro- adaptando uno de sus espectáculos: "The cocoanuts". Luego seguirían con "Animal crackers", "Monkey business" y "Horse feathers", la más exitosa de todas, en donde hay un chiste sobre Uruguay que no pude descifrar.

Es que muchos de sus chistes eran juegos de palabras harto difíciles -si no imposibles- de traducir y el subtitulado hace lo que puede (que es poco), así que muchos de los que no dominamos a la perfección el inglés, marchamos un poco.

Los hermanos Marx en el Oeste.


En 1933 harían su última película con Paramount: "Sopa de ganso". A diferencia de las anteriores, se estrenó en Uruguay... en 1988. Dirigida por Leo McCarey, un maestro de la comedia, sin embargo tiene enormes errores de montaje, de coreografía y alguna actuación secundaria pésima pero es la más graciosa de todas, lo que no es poco.

Fueron a la Metro buscando más salario y más recaudación. Les dieron allí más presupuesto y mejores libretistas -incluyendo al inmenso cómico del cine mudo Buster Keaton- pero menos libertad, más números musicales y galancetes del momento, cuando la gente quería ver los disparates de los hermanos, ya sin Zeppo.

Comenzaron con la que es, probablemente, la mejor de toda su carrera: "Una noche en la ópera" (y la primera que se conoció en la Banda Oriental), que incluye la famosa escena (muy disparatada) del camarote abarrotado. Luego siguieron con "Un día en las carreras"; "Servicio de hotel" (para la R.K.O., una obra de teatro poco graciosa); "Los hermanos Marx en el circo"; "Los hermanos Marx en el Oeste" y "Tienda de locuras", con la que anunciaron su retiro en 1941, ya cincuentones.

Una noche en Casablanca.

Pero volvieron 5 años más tarde con su última gran película: "Una noche en Casablanca". Como las restantes obras, el famoso film con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman era tan sólo un decorado y una excusa para el humor marxista. Famosamente, la Warner le envió una carta a Groucho para protestar por usar ese nombre y éste le contestó que el público no tendría dificultad para diferenciar a Ingrid de Harpo. Se supone que este inesperado retorno al cine fue por causa de la situación económica de Chico, claramente el más desprolijo de la familia.

En 1949 harían, ahora sí, su última película: "Love happy" o "Locos de atar". Inicialmente era un proyecto solista de Harpo, pero United Artists exigió la presencia del trío. Chico más o menos apareció igual que siempre, pero los tres hermanos sólo se juntaron en la última parte, sin mucho sentido. En el medio, hay una escena de Groucho con varios personajes que no tienen relación alguna con el resto de la película, incluyendo a una Marilyn Monroe de 23 años, poco conocida aún. Es un buen ejemplo de que la fórmula de los hermanos exigía un equilibrio y un rigor importante, sin el cual se perdía toda eficacia.

Margaret Dumont (y Groucho, claro).
 
Párrafo aparte para la cuarta o quinta "hermana": Margaret Dumont.  Daisy Juliette Baker era su nombre real y había nacido también en New York, aunque antes que los hermanos (*). Actuó en 7 de los 13 largometrajes del grupo, siempre haciendo de una supuesta viuda rica que Groucho cortejaba, no precisamente con los mejores modales. Excelente secundaria para las bromas de quien -dicen los chusmas- fue su gran amor en la vida real, nunca entendió demasiado que digamos, la gracia del humor delirante de los Marx. 

Finalmente -habría mil chistes para recordar y recrear aquí- no dejaré de mencionar los característicos números musicales: al piano y más bien en joda, por parte de Chico y en el arpa y muy en serio por Harpo, quien era multiinstrumentista pero se especializó en el arpa, más que nada porque ese instrumento no podía ser empeñado por el ludópata Chico.  También queda la leyenda de centenares de frases ingeniosas atribuídas a Groucho, algunas reales y otras, no tanto. A mí me encanta aquella de cuando renunció realmente a la afiliación a un club donde lo habían aceptado:  -No deseo formar parte de un club que sea capaz de permitir el ingreso de gente como yo.


La escena del espejo en "Sopa de ganso". Hace 90 años era una idea original y sigue siendo muy graciosa.

(*) Mentía acerca de su edad y de sus orígenes, supuestamente de la aristocracia europea. 

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SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS (III)

No sólo hay aporofobia en la sociedad uruguaya. También hay racismo y abundante, y aunque -como en el machismo- sea menor que la media mundial, eso no quiere decir que haya poco. Sino, más bien, que esa media es muy, muy alta, lamentablemente.

Racismo en la señora que me dice a mí, funcionario, que controle a ese niño de raza negra que está en actitud sospechosa (y que, en realidad, sólo estaba esperando a su madre que saliera del médico). Por cierto, si alguien me veía en la mutualista a mí de niño (niño bastante feo pero de rulos y muy blanco de piel) nadie nunca sospechaba que yo fuera a afanar. Racismo también en ese médico jefe que -por primera vez en su vida-me indica que haga echar a una funcionaria administrativa y me niego en una fuerte discusión, porque esa compañera negra -africana de nacimiento- es una más que correcta funcionaria y persona. Escribió un libro, muchos oyeron hablar de ella. No soy de su partido político; el médico jefe que la quiso hacer despedir, sí.

Otra vez nos piden un llamado de Urgencia en un domicilio de Punta Carretas. Cuando llega el médico, se presenta como es usual:

MÉDICO - Buenas tardes. Soy el Dr. XX de la Urgencia de la Española. (Siendo XX un apellido poco común, indudablemente europeo, pero que yo no lo asociaría tan fácilmente al judaísmo)

SEÑORA - Perdón, ¿cómo me dijo que se llamaba?

MÉDICO - Doctor XX

SEÑORA - ¿Usted es judío?

MÉDICO - Sí...

SEÑORA - ¡Retírese inmediatamente de mi casa o llamo a la policía!

Obviamente, apenas salió del hogar, este médico -amigo personal mío- me llama por celular, ya que además yo era el encargado en ese momento, contándome esta escena. Inmediatamente, doy la orden a los empleados que atendían los teléfonos que si llamaban de vuelta de ese domicilio, tenían que pasarme a mí la llamada.

Aliviado porque había comprobado previamente que no eran de los socios que tienen gratis los llamados de Urgencia, finalmente atiendo a una señora -supongo la misma que echó al médico- y le digo que si quiere que le mande de vuelta la Urgencia, va a tener que pagar por este llamado nuevo y también por el anterior. Y esperar que se hagan los otros llamados, porque ese, evidentemente no era urgente.

Ella me contestó que yo le había enviado un médico que no era el "adecuado". Yo le dije que le mandé uno que tenía bruto diploma. No supo qué decir cuando le pregunté por qué no era el adecuado, pero insistió en que de alguna manera quería saber si le iba a enviar algún otro galeno que no fuera ario (no lo dijo directamente, claro). Le dije que le ibamos a mandar un médico con todas las materias salvadas y que no nos importaba si era judío, negro, gay, ateo, pelado o chueco. Por supuesto, antes me había amenazado con hacerme echar y con denunciarme por omisión de asistencia, a lo que me reí a carcajadas.

 

((Aclaremos: con los muñecos que hacen de autoridades ahora en la As. Española, sí me hubieran echado, aun en el caso de que la señora simpatizante de Adolf en vez de echar al médico judío de su casa, lo hubiera matado en una cámara de gas en el sótano. Ya hablaré de eso en otra oportunidad.))

Hay muchas fobias y prejuicios contra el prójimo. Se han quejado por alguna compañera muy (muy) fea, que no podía atender la ventanilla; por haber sido atendidos por una extranjera -en ese caso, una cubana que era cualquier cosa menos lenta, lo que incluía velocidad para aprender el trabajo y otras habilidades que mejor me callo-; hay gordofobia -y esa sí que me toca a mí- cuando hicieron una nota para que sacaran a un profesor de educación física que no estaba capacitado para hacer una suplencia. En realidad, era un veterano de casi dos metros, con una espalda enorme, una importante panza, sí,... pero que había sido profesor de todos los que trabajaban allí y tenía el grado 5 (o como se llame en el I.S.E.F.).      

También hay mucho machismo, por cierto. Hemos tenido problemas con un par de jerarcas de embajadas de países musulmanes (o algo de eso); uno porque exigía que hubiera una médica mujer en la especialidad que necesitaba su esposa y no teníamos (ni estábamos obligados a tener) y otro, porque tenía un problema con el recibo y estaba recaliente porque todas los que lo atendieron y le contradecían eran mujeres... hasta que caí yo, que no soy el Pelado con la 20 de la Copa América pero lo mandé para atrás del mostrador (onda Gasalla) y le dije lo mismo que le habían dicho las funcionarias mujeres (y me negué a atenderlo en inglés, como exigía) y el loco bajó el cogote y se la tragó.

Sin calenturas ni metidas de gaucho, han sido miles las veces que un/a socio/a ha exigido hablar con el jefe, aparezco yo y sin haber escuchado a la funcionaria  que lo/la atendió antes, les explico exactamente lo mismo y se van de lo más tranquilos/as. En parte porque se los dijo un jefe, pero más que nada, sospecho, porque se los dijo un hombre.

Lo del título.   

Y.E.T.P.A.P.

TERESA GIMPERA (87) - Esta catalana fue una modelo muy llamativa que trabajó fundamentalmente en la comedia ligera, especialmente en el cine de su región, bastante interesante a partir de los 60. Sin embargo, aparece en un rol protagónico en la fundamental "El espíritu de la colmena" de Victor Erice, la mejor película española sobre la post guerra civil. Actuó con varios directores importantes, además del propio Erice: Vittorio De Sica, Gonzalo Suárez, Vicente Aranda, Antoni Ribas, Ventura Pons, Jorge Grau, José Luis Garci y siguen las firmas. 


 

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