Ruido a goma

Mi última día de trabajo, engrosando la "lista de los desterrados"... "Ríe, payaso".

Crónica irónica acerca de cómo algunos seres somos sumisos ante las “consultoras de RRHH”

Es viernes. Me vuelve a sofocar ese estado de flaqueza física, reafirmando así mi voluntad.


Contrariando varias reglas de convivencia “tolerante” y “pacífica” con las que últimamente me instigan en varios medios de comunicación, me decido a llevar a término algo que hace tiempo he querido hacer.


Puede ser por aquello de no dejar para mañana lo que puedo hacer hoy, pero miento si no reconozco que al menos desde el comienzo de la semana la intención de llevarlo a cabo de una vez por todas embruja mi razón, y no necesariamente creo que sea la influencia de fiestas de origen religioso celebradas 40 días luego del Carnaval, que es una fiesta de origen pagano.


Entonces, corrigiendo el adagio popular, pretendo no dejar para la próxima semana lo que puedo hacer ésta.


Tal vez sea cierto eso de que “prefiero el salto que esperar a decidirme”, como canta “La Trampa” en su tema “Caída libre”, pero la nobleza obliga a admitir que hace tiempo vengo verificando el precipicio, solo eso justifica tanta paciencia para desplegar las alas, algo entumecidas y polvorientas. Aunque las plumas nunca perdieron sus aceites lubricantes; aún falta mucho cemento en mis ligeros huesos para terminar de convertirme en estatua, y aún así sueño con tener la posibilidad de ser gárgola.


Tradicionalmente no demuestro temor ante la realización de ciertos actos o el enunciado de ciertos dichos que provocan la súbita aparición de rótulos y tatuajes en mi espalda, con motes de “loco”, “estúpido” o el tan bienvenido “pelotudo”... Pero ahora con el resultado visto, vuelvo a desdoblarme para preguntarle a ese ser miope no sólo de su vista, con un apellido materno que denota su esencia, hasta dónde su concepción de la “libertad” que tanto pregona no está ciñendo su capacidad de regocijo ante las cosas simples.


Volviendo a la crónica, hubo un primer fallido intento matinal… Sin respuesta... ¡Carajo!


Dicho fallo solo sirve para afianzar las propensiones para un nuevo atrevimiento, disimulando así algún síndrome parkinsoniano de mi conducta.


Llegada la hora de la siesta, un nuevo intento, queriendo despertar de sueños agradables a los sentidos. Encuentro a la cómplice para la osadía. Ella, cuyo nombre tiene como inicial la “M” de Misterio, de Metáfora, se digna responder a mi consulta… Intento saber qué fue del enésimo proceso de selección en el cual “avanzo”, es decir, ya mediaron al menos 2 o 3 instancias, con la empresa consultora y al menos 1 instancia con la empresa.


¿Por qué tantas pretensiones de mi parte?


Porque el fracaso trepana mi esternón, porque cada vez que alguien me responde del otro extremo de las microondas de esta caja plástica que aún sigue intentando comunicar a las personas (con más errores que éxitos), temo que sea otro caso en que “la historia vuelve a repetirse”, como reza el tango.


Negando muestras de algún mínimo de sabiduría o conocimiento de causa, aunque convencido de no faltarle el respeto, recurro a algún artilugio lingüístico para iniciar eso que denominan conversación. Si los desenlaces se debieran al uso oral del idioma, preferiría ser mudo.


Cualquier mortal que esté haciendo un uso reprochable de su tiempo leyendo estas líneas, debe imaginarse el corolario de los hechos que pretendo narrar.


Ya van más de 4 meses, se acerca el fin del subsidio por desempleo y tengo que elegir entre salir a matar pollitos bebé o ponerme a escribir al respecto.


Solo recuerdo que sobre el final del diálogo, ella hace una rápida alusión a vanas explicaciones que ya he escuchado antes…


No importa si se trata de una organización o institución pública, una empresa nacional o multinacional, el tamaño de la persona jurídica tampoco parece ser relevante.

  • Ni siquiera llaman para putearme, sea en arameo, español o inglés.

  • Tal vez contrataron a alguien más joven, porque estoy "sobrecalificado".

  • Quizá el foco está en que pretenden un Project Manager con más tiempo de experiencia en proyectos multiculturales.

  • ¡Atención! Tienes un muy buen perfil, destacable para trabajar con nosotros, pero necesitamos un ingeniero en sistemas (pregunto: ¿para qué me ilusionan en vano, si en el primer párrafo de mi hoja de vida, queda claro que NO soy ingeniero en sistemas?).

Tengo claro que 2024 es un “año complicado”, como si esa “explicación” alcanzara para alimentar mi precipitadamente desnutrida ignorancia. Por la reacción de mis músculos faciales, supongo que debe de estarse dibujando en mi rostro una plácida, estúpida y despreocupada sonrisa... Me pregunto si será cierta, pues, mi reconocida compulsión hacia las cosas “complicadas”.


Ahora sólo resuena en mis tímpanos ese sonido armónico y repetitivo que me trae reminiscencias de mi infancia lúdica y mi juventud afectiva, ese ruido a goma que me recuerda con una nerviosa ironía:


¡¡¡REBOTASTE, GIL!!!


Para cerrar y ser circular con la interjección “¡Carajo!”, recomiendo que vean y escuchen este gran tema de esa gran banda Argentina. ¡Aguante “Corbata” Corvalán! ¡Carajo!

Comentarios

  1. Escucharé el tema. El mundo del trabajo es una cosa horrible y veo todo negro en el futuro, decí que ya no pertenezco a él.

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    1. Espero que el tema haya sido de su agrado. Busque a la banda. Vale la pena.

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  2. Buena crónica de ese momento de mierda en el.que la ansiada llamada no llega. Identificada al 1000% Gracias!!!!!

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    1. Si mi catarsis sirvió para facilitar la suya, aunque sea por un momento, esa sincronicidad, créame, valió la pena.

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  3. Pasé por esa experiencia el año pasado. 5 meses hasta q reenganché como en la Conga. Mandé a muchas partes pero al final me terminó salvando un contacto. Lo peor es la espera

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    1. Excelente analogía con la del popular juego de cartas. Gracias por traer a mi recuerdo, las veladas con mi abuela, jugando a ese juego. Dicho sea de paso, bastante tramposa resultó ser la doña, que se encondía los comodines, convencida que yo no me daba cuenta.

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