Fafafa… Falacias y Argumentos…

Fobre firanosaurio fex, no le fagan fullying

Manual de supervivencia retórica durante la campaña electoral


Por suerte algunos hemos tenido la posibilidad que el Profesor Rafael Mandressi nos haya ayudado a atravesar con calma las tempestades fogosas ante la hoguera de las vanidades con la que cada nueva contienda electoral nos ahoga.


Por eso, repasemos una primera página de la bitácora de viaje, mientras identificamos algunos ejemplos de ese via crucis a la que los políticos nos someten, con la complicidad por omisión, más que por acción, de los periodistas de turno (“Prohibido pensar” era el programa de Sandino Núñez en Canal 5 que se emitió allá por 2009, busque en Youtube que no va a arrepentirse… Para algunos periodistas, el ejercicio parece ser “Prohibido repreguntar”).

Falacias típicas en una confrontación


Falacia ad hominem


Esta falacia no solo invisibiliza, sino que también induce al error lógico, haciendo creer que una acusación inicial es inválida. Sucede al razonar con otro interlocutor sobre la base de prejuicios o convicciones propios y no sobre la base de juicios de validez universal.

Imagine el caso en el que un político afirmara:

- Señor, usted no puede acusarme de mentiroso corrupto, porque usted mismo ha     incurrido en actos de corrupción en el pasado.

No, un acto doloso no anula al otro: hay que denunciar ambos aparte, primero lo primero y luego lo segundo. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, al decir del filósofo vernáculo Alberto Kesman en su “Antología retórica craquelada color ámbar”.

Otra variante de la falacia ad hominem implica descalificar al denunciante por tener un interés personal en el asunto que se da a luz.

Ahora imagine que ante una denuncia de pedofilia, usted defienda a alguien porque desde hace muchos años es su amigo y, además, juntos cofundaron un espacio político, siendo pues, correligionarios. ¿Este vínculo estrecho acaso es óbice para que usted salga en su defensa? (Vaya palabra hermosa que es "óbice" y qué mejor lugar que este blog para utilizarla). 

Claramente, no. Pero lo obliga a poner de manifiesto, y además debería ser un detonante para cualquier periodista, para insistir en preguntarle al respecto de la justeza de su criterio y afirmación, no a tragarse ese batracio argumental con tanta facilidad.

Falacia ad personam

Esta falacia (¿Cuál? ¡Ésta!) se confunde frecuentemente con la “falacia ad hominem”.

La falacia ad personam pone en evidencia el conflicto, dialéctica u oposición entre lo que se conoce o sabe de una persona y lo que esa persona ha hecho.

Es una manera falaz de descalificar al adversario confrontando dos observaciones:
  • la de su persona.
  • la de sus actos y/o afirmaciones.
Se intenta establecer una oposición que pruebe la incoherencia de una situación o la deshonestidad de un pensamiento.

El argumento ad personam es un argumento empírico, por lo que trata de confrontar un acto (hecho o aserto) con una realidad observable.

Se estigmatiza una tesis porque quien la sostiene carece de credenciales para ello.
Este argumento puede ser una forma de apodioxis, una actitud que implica descartar cualquier discusión por carecer de seriedad.

Póngase en lugar de un debate sobre la venta legal de cannabis sativa en las farmacias de plaza.

Un político de un Partido X, por ejemplo, “Casos Aislados”, corriente conservadora dextrógira de un país en vías de desarrollo y con Ferrocarril Central desarrollado y en marcha sobre las vías, afirma:

- Ahí está ése “Bergarastorista” dándonos consejos a nosotros, los Aislantes, sobre consumo problemático, cuando aún no ha logrado convencerse a sí mismo y a su esposa, sobre qué hacer con el hippie fumeta de su hijo aborrecente.

Ante esto... ¡Oh, estimado periodista! No caiga en el vano ardid de desplazamiento de la carga de prueba del esbirro entrevistado, repregunte, no sea repugnante, hay que hablar de la venta de marihuana, no de las rastas del aludido hijo del adversario político de turno.

La personalidad del otro puede juzgarse según criterios intelectuales o morales, según las circunstancias. Cuanto más precisos y apropiados sean los criterios, más peso tendrá el argumento.

Por el contrario, cuando se comparan elementos de diferentes campos, el proceso puede considerarse claramente malicioso: por ejemplo, sería inaceptable desacreditar la tesis de doctorado de un ingeniero acusándolo de fraude (sin embargo, eso ha pasado recientemente en la Heroica y Sacrificada Fing UdelaR).

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Para cerrar, dejémonos de tanta fafafa y escuchemos a Talking Heads, que parece que saben mucho de fafafa y de psicopatía (acaso los políticos demuestran esos mismos sesgos)...

Comentarios

  1. Cual será la más utilizada por los multifruta?

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    1. Mire que no se salva nadie de todo el espectro político vernáculo...

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  2. Buenísimo. Es algo tan común esto que nos pasa por debajo del radar. Y muy recomendable "Prohibido Pensar" de Sandino Núlez, que tiene la gran virtud de aterrizar muchos filosofos contemporáneos a la realidad uruguaya. Aparte del programa q salió en canal 5 hay libros tmb

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    1. Bueno, no tenía idea de los libros de Sandino Núñez. Me pondré a investigar al repecto. Gracias por su invalorable aporte. Para mí ese programa fue de culto. Hasta el día de hoy, en el que me doy el gusto de participar de un grupo de WhatsApp denominado "Metal, Ciencia, Filosofía", en el que sólamente hablamos de eso.

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