En un año bisagra para lo que alguna vez fue y quizás vuelva a ser TPLMP, me permito hacer un repaso personal, mes a mes, de 366 días a pura adrenalina.
Enero
El segundo día del año marcó la cancha: reunión con Alejandro Weinstein, número 2 de Océano FM. Yo pensaba que iba a que me aprobaran o no el presupuesto de la nueva segunda mañana de Todo Pasa, con la incorporación de César Sanguinetti y Delmira Infante y la salida de Majo Borges, anunciada por ella misma a fines del 2019. Pero no: el objetivo era anunciarme que se levantaba la segunda mañana porque a ese horario iría Abrepalabra, con el objetivo de hacer lugar en la programación para Orlando Petinatti, pues el 30 de diciembre - citando textualmente al hombre de confianza del presidente Luis- se había abrochado la compra de Azul FM y la llegada del polifacético conductor.
¿Mi futuro? Incierto. Me planteaban que la idea era incorporarme a Abrepalabra. Pero sin saberse exactamente a hacer qué, ya que el programa tenía su equipo.
Con el devenir del mes, Nelson Barceló renunciaría al programa de Gustavo Rey y eso (junto a la gran generosidad de Gustavo y de Antonella Cáceres) me permitirían integrarme en un rol de coconductor. Adentro Adusto y afuera El Preguntín, porque a Lecueder no le gusta que siempre llame El Portero. Sad but true.
A todo esto, la noticia se filtró en TVShow, Adusto publicó un tweet solidarizándose con los compañeros (mal o bien, era un programa que se bajaba, y era el que mejor había medido en las mediciones registradas 4 meses antes) y las autoridades de la radio se enojaron conmigo. Quizás pensaron que fui yo el que filtró todo a la prensa. Yo no fui pero porque nadie me llamó para preguntarme, de hecho no había nada para ocultar: el problema no era lo que TVShow había publicado. El problema era que todo era cierto.
Febrero
Tras dos semanas de licencia que pasé con una gran angustia (y que serían los únicos días libres que tendría en el año, ya que un viaje previsto hubo que cancelarlo por motivos de público conocimiento), arranqué en Abrepalabra. Sería injusto decir que no disfruté mucho el cambio. Lo cierto es que intenté adaptarme y ser funcional al producto. Y creo que las ediciones de Coqueto Escenario de esa época fueron las mejores de todos los tiempos, aunque no tengo pruebas. Conocí gente muy valiosa y pude participar de un proyecto casi sin tener injerencia en la toma de decisiones.
Prefiero tenerla, claro está.
Fue hermosa la nueva reunión con Weinstein para definir mi sueldo. Me metió el peso de una forma, para mi gusto, innecesaria. Me habían cancelado el programa, ¿qué necesidad de hacerme sentir el rigor del poder? Yo ya no tenía por lo qué luchar. Creo que se equivocó.
Un grande Alejandro, dos por tres hablamos, nada como dejar de estar bajo su paraguas (sic) para que te vengan ganas de darle un abrazo. ¿Les pasa que después de terminar un trabajo hay gente que les caía mal y que pasa a caerles mucho mejor?
Marzo
Si la cosa ya pintaba mal en la radio, no podía pintar peor en mi otro laburo. Ya desde fines de noviembre anticipaba el final, pero una cosa es saber que se viene el huracán y otra cosa es sentir el vientito en el pelo.
En la unidad de comunicación del organismo público en el que trabajaba ni hubo ningún tipo de proceso de transición. Simplemente un par de días antes del 1 de marzo se apersonaron 3 señoras que, según se nos dijo, se encargarían de gestionar el departamento.
Es decir, lo normal. Incluso el primer día de trabajo fui el encargado de elaborar el hilo que recogió las manifestaciones públicas del recién asumido ministro. Calculé que confiaron en que más allá de partidarismos políticos, yo no estaba haciendo política ahí. Estaba haciendo comunicación institucional.
Pero la cosa cambió inmediatamente: pocos días antes de desatarse la pandemia, sucedió algo inesperado. Acaso la postal más increíble del año más increíble de todos los tiempos.
La nueva jefa nos reúne a todos en su oficina. Nos dispone en una ronda. Nos pide que cerremos los ojos. Toma el celular (obviamente, fingí tenerlos cerrados) y pone una canción de María Elena Walsh, aquella que dice que "ya no saben lo que hizo, el famoso Mono Liso" y que la naranja se pasea de la sala al comedor y que viene alguien y te pincha con un objeto punzante, o algo así.
Mientras sonaba la canción, y con los ojos cerrados, casi en trance, mi jefa (una señora grande en todas las acepciones posibles) se puso a bailar algo parecido a un twist cual si de una boite de los años 70 se tratara.
Pero no, era una oficina pública.
No recuerdo haber experimentado semejante impulso de salir corriendo. En serio. No podía creer lo que estaba ocurriendo en esa sala diminuta. No salía de mi asombro. Pensé en grabar la escena pero lo consideré muy riesgoso. Buscaba cruzar mirada con mis compañeros, pero la mayoría seguía con sus ojos cerrados, perdiéndose el acontecimiento cultural del año.
Luego vino lo de siempre: vamos a trabajar en perfecta armonía, todos vamos a poder aportar desde nuestro interés y nuestra experiencia, nos vamos a divertir, bla bla bla.
A la semana estalló la pandemia y no se volvió a escuchar al Monoliso. Y de los 13 que nos íbamos a divertir creo que quedaron solo 3 ó 4.
Antes de eso, comenzó un rápido proceso de ninguneo hacia mi persona. Básicamente, lo que yo hacía antes, pasaron a hacerlo otras personas. Y no me daban nada para hacer. Y cuando sí lo hacían, y yo cumplía, no me daban ninguna devolución. Muchas veces entraban y no me saludaban. O me saludaban una hora después. Quizás pensaban en quebrarme, se ve que las pobres desconocen que estar callado y sumido en mi mundo interior es mi estado por defecto.
Abril
Así fue hasta la semana de Turismo (ellos dirían Santa), en la que la flamante Community Manager (amiga personal de la esposa del Presidente, o Primera Dama como dice El Observador) renunció. Y ahí sí fui el encargado de las redes durante esa semana. Pude haberme negado (técnicamente, la administración pública no trabaja en Turismo) pero no quería darles motivo para que me echaran.
Se ve que lo hice muy bien, porque me terminaron echando sin darme ningún motivo serio. Los que me dieron fueron: que yo solo trabajaba 4 horas y que yo trabajaba en un medio.
En realidad, yo trabajaba 4 porque pedí que me recortaran las horas. Y lo de que trabajaba en un medio iba camino a solucionarse.
En realidad, tampoco esperaba que me dijeran "te vas por zurdo", y como en 13 años en la administración pública nunca me mandé una cagada (que no es lo mismo que no cometer un error), ni me podían hacer una evaluación seria. De hecho mi jefa, que me anunció la decisión por teléfono, me dijo que hacía una valoración muy positiva de la calidad de mis aportes. Yo lo interpreté como un "tenías la clave del Twitter y nunca pusiste una chota con el texto "arriba los tupa", y lo valoro".
Les aviso que la sigo teniendo, me quedaría más tranquilo si la cambiaran.
A todo esto, la pandemia se instalaba pero yo no lo sentía del todo: en mi casa fui el único que nunca se recluyó y seguí yendo a trabajar, sobre todo mientras tuve trabajo.
Paralelamente, el Océano nos confirmaban que la llegada de Orlando se había caído y que la radio levantaba su programación de contenidos para poner música.
Es decir que si no pasaba nada raro, al 31 de mayo yo me iba a quedar sin mis dos trabajos, en un país con la economía paralizada.
Mayo
No pasó nada raro. En el ministerio, antes de que me anunciaran el cese, yo ya había tenido la precaución vaciar la computadora y los cajones. Lo hice al ver que a algunos compañeros los llamaban para echarlos de un día para el otro sin darles esa chance. Claro, muchos de ellos cobraron hasta un millón de pesos de despido. Yo tenía contrato de renovación automática, supuestamente "una formalidad" pero que dejó de serlo ni bien hubo cambio de gobierno. Pero bueno, a llorar a la tatucera.
En la radio también hubo intentos de hacer algo. Elaboré un par de proyectos, intenté generar un poco de conciencia de grupo, preocupado por el fin de la radio y también por el día después, pues la emisora en un principio parecía dispuesta a adoptar una tesitura de "aquí no ha pasado nada".
Varios compañeros valoraron ese gesto y me lo hicieron saber. Incluyendo uno que, según me enteraría al día siguiente, le había dicho a un referente de Magnolio que yo "era mal compañero". Hermoso el panorama: sin trabajo, y sin la posibilidad de ir a tocar la puerta que por ahí me podría resultar más cercana. Nunca lo hablé con este señor con quien, para colmo, nunca trabajé. Pensé en hacerlo pero en ese momento estábamos todos desesperados viendo cómo nuestro laburo volaba por los aires, me pareció hasta egoísta detenerme en lo que dijo una persona a la que, sin embargo, respeto, y que estoy seguro que nunca hubiera dicho eso si me conociera de verdad. Ya lo hablaré algún día.
Lo peor del año fue el asesinato de Andrés Pollero. No lo podía creer. Debe haber sido la muerte que más sentí en mi vida, aunque suene exagerado. Por la forma absurda, porque habíamos hablado dos días antes, porque estaba preocupado por mi futuro en la radio y lo mataron por dos pesos. Un tipo que valía muchísimo. La justicia no devuelve a la gente asesinada cobardemente pero es necesaria, algún día todos lo entenderán.
Junio
En junio pasaron dos cosas. La primera, que tres días después de mi último día en Océano, me llamaron de M24. Dos días después nos juntamos y al día siguiente acepté la propuesta.
No dudé en ponerle Todo Por La Misma Plata al emprendimiento, era al mismo tiempo un homenaje, una vieja aspiración y una forma de mi arrancar de cero, de tener de entrada el apoyo del Zorro, de Max, hasta de Alf.
Tampoco dudé mucho a la hora de armar equipo: con Martini habíamos estado juntos en los últimos años de Océano, el Ínter me había ayudado gratis durante mucho tiempo, y Belén me había impresionado positivamente, sobre todo como persona, en los meses que fueron desde su debut en DAUR y hasta que nos echaron a la mierda.
A propósito: en junio se vivió el proceso de negociación con Océano. Pese a que algunos compañeros eran de la idea de aceptar lo que nos dieran, prevaleció la consigna de negociar en conjunto, socializando insumos e información. El resultado (más allá de lo incómodo que parecía resultarle a varios reclamar lo que les correspondía) fue positivo, la radio se comportó muy bien (con gran participación de Marcelo, el negociador, a quien supongo conocen) y fue una situación ideal para descubrir perfiles y conocer mucho más a las personas que nos rodean. No pienso hacer un uno x uno del desempeño de cada uno pero sí me permito mencionar a Paula, a Diego, a Nico, a Delmira y a muchos otros que hicieron lo posible por mejorar la situación de todos.
Julio
No sé qué pasó en julio, salvo que estábamos con dos casos por semana y nos creíamos los cracks de América.
Por ese entonces yo ya hacía un par de meses que había empezado con la tarea que terminaría por salvar la economía familiar del año: el reparto de yuyos.
Es que mi suegra ya vivió demasiados abriles como para exponerse a ser contagiada. Así que Mariana comenzó a encargarse del negocio de venta de sustancias, en tanto el delivery quedó en mis manos.
Conocí recónditos parajes de la ciudad, alguno incluso donde Robin Hood supo ser rapiñado. Tropecé con gente muy humilde, generosa y agradecida. También con gente desubicada, prepotente, para quién sos "el chico de los yuyos" al que podés hacer esperar o pagarle 180 con un billete de 2.000. Confieso que el tapabocas y la vestimenta informal (más aún de lo habitual) sirve para parecer más joven - y por ende, más ninguneable- de lo habitual.
Recorrí muchísimos quilómetros del área metropolitana, sólo choqué en reversa contra un árbol (yo tenía preferencia) y contra el Seba, un botija con pinta de boxeador peso Pluma que metió reversa en un semáforo por motivos no del todo claros. Nada que un metrosexual amigo boxeador y mecánico de mi amigo Sinca no pudiese solucionar (quedó casi bien el arreglo).
Llegué a la conclusión de que ningún barrio da miedo, da miedo el desconocimiento. Zonas que la primera vez me parecían de guerra, hoy me parecen de lo más hospitalarias. Lo mismo aplica al barrio donde vivo hace casi 20 años.
Nada como conocer y apropiarse de la ciudad para sentirse más seguro que cuando pasan policías a caballo.
Agosto
En agosto empezaron las transmisiones de fútbol de M24. Sensaciones antagónicas. Fútbol sin gente, el retorno a una actividad que había dado por cerrada, ganas de ver los partidos como hincha y no burlarme de Mejía si se come 6. ¿Qué pasará en el 2021? Veremos, como decía Murro.
El gran agradecimiento para otro hombre de la casa, El Editor, que me abrió las puertas del proyecto y, en última instancia, de la radio. Mención aparte para Gabriel Romano, que se acaba de ir. Otro que hizo fuerza (desde el año pasado) para integrarme a la emisora de Misiones 1475 piso 6.
Setiembre
Creo que setiembre fue el mes más tranquilo del año. ¿Qué pasó en setiembre? No lo recuerdo.
Octubre
Logré publicar un libro que estaba en las gateras desde 2013, si mal no recuerdo. Creo que se vendió bien pero no lo sabré hasta cobrar el primer cheque, a mediados de enero. Hace un tiempo que aprendí a no estar detrás del dato de la venta, es la versión editorial del punto de rating.
Creo que terminar un libro y dejarlo tal y como lo pensaste, es imposible. Pero quedé muy conforme con éste. Punto alto del año, sin dudas.
En este mes, Mariana empezó a trabajar en lo que a ella le gusta, casi 10 años después de haberse recibido y de haber golpeado muchas puertas que no se abrieron. Si me piden algo positivo del 2020, me quedo con esto.
Además, mi hijo grande terminó la carrera (le falta la tesis) y el del medio descubrió su vocación (lamentablemente, de la mano de Robert Moré). Un politólogo, un actor... La esperanza es el chiquito, que ya está en sexto de escuela.
Un gran año en ese sentido, tampoco es cuestión de quejarse de todo.
Noviembre
Se murió Maradona. Cuando me pregunten qué estaba haciendo cuando me enteré, diré que estaba en el auto con Mariana y que ella echó a llorar como una niña a la que le avisan que se le murió un recuerdo. Desconfío de todo aquel que ni haya podido entristecerse por la pérdida de un tipo excepcional, por más errores que pueda haber cometido.
También en noviembre confirmamos la presencia de TPLMP en M24 para el año 2021. El primer fin de año sin sobresaltos en mucho tiempo. Gracias Pepe.
Diciembre
En diciembre se murió Tabaré y otra vez Mariana lloró y no había cómo decirle que no valía la pena. Claro que valía.
A la semana perdimos el clásico. Esa misma noche, los muchachos rompieron la burbuja. Cuatro días después, River nos rompió la burbuja, la ilusión, el arco, todo. Y un año que pintaba futbolísticamente tranquilo terminó mal. Pero como sigue sin haber gente en la tribuna, fue un mal menor.
Pero enseguida le confirmaron a Mariana que queda efectiva en su trabajo nuevo. Fue sin dudas su mejor año profesional, y probablemente haya sido el peor de los míos en mucho tiempo. Es que siempre nos complementamos, hasta el extremo.
...
Creo que esto fue todo. Gracias a toda la gente valiosa que conocí, a quienes se sacrificaron por los demás durante la pandemia, a los que siguen luchando por repartir lo poco que tienen, y fundamentalmente a mi familia por darme todas las ganas necesarias.
Feliz 2021 Andres, desde este lado se los banca siempre!
ResponderBorrar👏👏💪
ResponderBorrarLo mejor q me pasó en la vida virtual es TPLMP, porque todos p*tos. Como siempre, les quiero.
ResponderBorrarMuy buena. Disfruté leyendo.
ResponderBorrarGracias, amigos.
ResponderBorrarQué bolazo, mi dios.
ResponderBorrarCuando me mame lo leo
Hay que cagar a piñas al chupa pija que fue a lambetear a Magnolio. Avise y vapai.
ResponderBorrarFeliz 2021.
Siempre desde el respeto
BorrarQue alegría saber que disfrutaste un año movido, sirve para no hamburguesarse. Abrazos. Que tengas un 2021 monótono.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarAndrés, muy buena la crónica y a la vez indignante en algunos pasajes. Nos conocimos en facultad y aunque no hemos mantenido mucho contacto guardo buenos recuerdos de vos. Te deseo un gran 2021!
ResponderBorrarMuchas gracias, Gabriel. Quizás no sea el momento pero recuerdo un offside en el 2012 que...
BorrarAndrés, vos con todo tu equipo de "Todo pasa" Cesar Sanguinetti, Majo Borges, Mariana, Mario Bardanca Ludo Aduato, los necesito
ResponderBorrarHermosa crónica, me encantó... Mucha fuerza para este año que entra, está maulll que le mande saludos para toda tu familia?... saludos a toda esa flía!
ResponderBorrarEstá muy bien, me gusta mucho tu nombre. Beso.
BorrarMuy fuerte todo Andres...gracias por la confianza de contar esto a los fanáticos de la radio por un buen 2021 y el micrófono no se mancha..Fernando
ResponderBorrarGracias, Fer
BorrarEl mecánico metrosexual es Andrea
ResponderBorrarPrecioso hombre.
BorrarArriba Andrés muy buena crónica les deseo un feliz año a vos, a Mariana y toda esa familia divina, desde Virginia eeuu, sigo padelante con mi idea de volver aunque llegue a un país en escombros, de viejo quiero estar ahí. Increíble lo que contás de los tejes y manejes del lecu, y aunque todos sabíamos por otros hilos la verdad, escucharlo confirmado de primera mano es muy fuerte y asqueante, tanto en la radio como en el ente público saber que esas cosas pasan de verdad contadas en primera persona da un coraje interior, una calentura e impotencia que desmoralizar, pero siempre la enorme esperanza de que NO VOLVERA A PASAR. Hay muchos arrepentidos, pero están callados muertos de vergüenza... es que ya paso casi un año... y les empiezan a llegar a ellos "las malas", no dicen nada... pero son muchos que creyeron que ya estaban en un escalón más alto y miraban a otro hermano por encima del hombro... pero un tarifazo.... los trae a tierra de nuevo
ResponderBorrarGracias, Miguel. Ojalá nos veamos pronto.
BorrarTe bancamos... a vos, a Martini, a Belen. Y a muchos más... ya empezó a oler feo cuando echaron al Fede Montero como un perro... sigan , se necesita mss gente como ustedes!
ResponderBorrarPah, Andrés, que fuerte... Weinstein no parecía tan HDMP, la interna de Océano parecía tan armónica... la verdad, aunque nunca trabajé contigo, si sos "mal compañero" lo disimulás bastante bien. Siendo yo un juan de los palotes que llamaba al Preguntín, nunca me dejaste colgado cuando te pedí algo. Y no tenías ninguna obligación de darme bola. Gracias por eso!!!
ResponderBorrarYa me las voy a cobrar, Esteban. Gran abrazo.
BorrarPreciosa crónica, adoro los finales felices, cómo los muchachos del bolso en el hotel (?). Feliz año!!
ResponderBorrarPrecioso resumen (si es que la palabra precioso corresponde).
ResponderBorrarSe podria evaluar llevarlo a serie, por la descripcion, serian doce capitulos interesantes :)
Felicitaciones para la primera dama de este extinto blog .
Solo falta en este 2021 la columna de Fagalde!!!
Feliz año, y vamo' arriba.
Muy bueno Andrés, de paso,feliz año nuevo y saludos a tu hermosa familia,que bueno es comenzar el año sabiendo que al pobre Pablo Eduardo NO le gustaba que yo siempre llamaba,como decía el Diego: "que la chupe,que la siga chupando a través de los años", saludos cordiales,El Portero.
ResponderBorrarListo.
ResponderBorrarMuy rico todo.
Feliz año, dijo la mujer caballo de camino a lo del Sinca.
Lecueder: viejo oligarca reputazo.
ResponderBorrarAlguien tendría que hablar sobre los caracagadas que escudan su mediocridad y su analfabetismo con llamados a las "buenas ondas", a hacer yoga y a "trabajar en equipo". Quizás lo haga yo cuando me echen o me jubile.
ResponderBorrarFuerza para este año, saludos a toda la familia, especialmente a Mariana que siempre se cree mis mentiras. Y escuchá al pueblo -en este caso Dollo- mirá que en pocos meses ya voy a aprender a hablar bien.
ResponderBorrarAndrés, muy buena tu crónica de lo que fue este año.
ResponderBorrarSoy uno de los tantos lectores silenciosos de este blog y de tu programa (silencio solamente interrumpido cuando hacían los juegos de pipicui).
Abrazo grande y vamo arriba, es por ahí chiquilín!
Gracias por compartir. Me hizo ver similitudes con situaciones que me han tocado vivir. Muy bueno. Hay que dar pelea! Que tengas un muy buen 2021!
ResponderBorrarVamo arriba Andrés. Linda crónica. Aunque no parezca en este blog sigue habiendo un rinconcito para refugiarse.
ResponderBorrarYa se va a ir acomodando todo, y si no se acomoda, acá seguimos, siempre del lado TPLMP de la vida. En la vereda de enfrente de los lambedores, usureros y cagadores.
Gracias a todes.
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